El Departamento de Salud del Gobierno vasco ha informado este viernes de un total de 8 contagios y 3 fallecidos en Euskadi.

El Departamento de Salud del Gobierno vasco ha informado este viernes de un total de 8 contagios y 3 fallecidos en Euskadi.
Atrincherado un hombre con una escopeta en su casa de Otxarkoaga.
Suena la alarma. 8:55 de la mañana. La clase empieza a las 9, pero eso no es un problema. Va a llegar a tiempo. No hace falta esperar en la parada del autobús, ni, una vez dentro, discutir por conseguir un sitio. Tampoco correr al cruzar el paso de cebra para entrar antes de que cierren la puerta. Su ordenador espera sobre el escritorio, a un metro de la cama. Se despega de las sábanas mientras lo enciende. 5 minutos de reloj. Nueve en punto. Se conecta a la sesión online. Las clases nunca estuvieron tan cerca.
Conversamos con Fernando Broncano (Salamanca, 1954), filósofo y catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad Carlos III de Madrid. Con él, hemos explorado desde el controvertido territorio del teletrabajo hasta el fin del capitalismo, pasando por los miedos de “volver a la selva de la libertad de acción” o los besos de judas.
Alrededor de un millar de personas se han acercado hasta las inmediaciones del Palacio de Justicia de Bilbao, inundando los Jardines de Albia y ocupando la escalinata. Racializados y antirracistas se han unido en una movilización convocada por la Comunidad Negra, Africana y Afrodescendiente de España (CNAAE).
La aparición y expansión del Covid-19 ha provocado una situación excepcional en nuestras vidas, muchos de los sistemas que componen la estructura social están en crisis, desde la economía hasta la política; de hecho, podría decirse que la propia sociedad ha entrado en crisis.
El Ministerio de Sanidad no ha registrado ninguna muerte en el informe diario de evolución del nuevo coronavirus, por primera ves desde el 3 de marzo, por lo que la cifra total de fallecidos por Covid-19 se sigue situando en las 27.127 personas, de las cuales 35 han perdido la vida en los últimos 7 días.
El actor de las 14 nominaciones a los Goya, con premio por ‘El Reino’ y ‘AzulOscuroCasiNegro’ nos recibe con barba de malo de peli. “Estoy como La Pantoja”, mira el reloj. «El objetivo es que los opresores no tengan necesidad de oprimir», dice. «Es algo que aprendí de Mujica», añade. Consumir, consumir, consumir.
Arden las calles de Minneapolis y de Estados Unidos. El brutal asesinato de George Floyd a sangre fría por un policía, Derek Chauvin, ha reavivado el conflicto racial que nunca se solucionó en Estados Unido. La viralidad del video, sumado a la toma de las calles y los disturbios por parte de la población afroamericana, parece haber fijado todas las miradas en esta ciudad de Minnesota.
Los 80 fueron los años del final de la Transición y de la Movida madrileña, sí. Pero también los del plomo, la guerra sucia, la heroína, la desindustrialización o el punk. Euskal Herria, en concreto, vivía con crudeza la cara más negativa de aquella época. Un cóctel de factores sociales, económicos y políticos explotaban en unos años que se recuerdan lluviosos.
«Guarda tu sana distancia, ponte el cubre boca, ese puesto no puede estar aquí, puta madre…”. Eso es lo que escuchaba mientras caminaba por un tianguis (mercado tradicional) en una de las colonias más pobladas de la CDMX, ubicada en Iztapalapa. En ella habitamos aproximadamente 67,000 personas, que en promedio, cuentan con 8 años de educación formal; algo así como estudiar 3 años de preescolar y 5 de primaria. El sociólogo Fredy Pastrana analiza la realidad de su barrio en CDMX.
La golosina con forma de osito es por antonomasia una de las chuches triunfadoras en la niñez de todo hijo de vecino. Pero al igual que aquellos niños que comían estas famosas golosinas rellenas de zumo de frutas han crecido, los propios ositos también lo han hecho. No les importa que se les siga llamando “ositos”, pero ahora quieren fiesta y tienen su versión gamberra, son los ositos con alcohol.
El trabajo en los hospitales es formidable: médicos, enfermeros, auxiliares, celadores… aportan su granito de arena para sobrellevar una situación desconocida hasta el momento. Pero al igual que ellos, los trabajadores que hasta hace relativamente poco pasaban desapercibidos, esos que ahora se les reconoce bajo la etiqueta de “esenciales”, cargan también con el peso de la pandemia