Si el 2020 se caracteriza por algo es por la incertidumbre. Como muy bien sabemos, la pandemia de la COVID-19 ha azotado a todo el mundo de manera salvaje y ha servido como detonante –y como escusa– de la crisis capitalista que se cierne sobre todos nosotros y que se viene gestando desde hace años. Incansables veces hemos oído eso de que el virus afecta a todos por igual, pero como bien hemos explicado en lamordaza.com en numerosas ocasiones, la gestión de la pandemia sí entiende de clases; y entiende muy bien.
Hemos querido mostrar siempre aquello que se quedaba en segundo plano, dar voz a aquellos que no la tienen; en definitiva, entender el impacto que la COVID-19 y su gestión ha tenido en la gente corriente, en la clase trabajadora en general. Os dejamos con nueve artículos imprescindibles.
LAS OTRAS CARAS DE LA COVID-19
La pandemia ha destapado la crudeza de las crisis en este sistema, pero también ha mostrado claramente quienes son los esenciales, los que levantan el país: el (ex)camarero, la cajera, el peón, la auxiliar administrativa, el rider… en definitiva, los trabajadores, que son siempre los que sufren y los que pagan las crisis de las que no son responsables. «Sus sueldos siguen igual que en el tiempo pre-pandémico y los aplausos no compensan el nerviosismo, la angustia y el miedo a poner en peligro la vida de los suyos».
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PARA LOS JUSTICIEROS DEL BALCÓN
Durante la pandemia nos hemos encontrado con muchos justicieros del balcón, aquellos que vigilan quién aplaude y quién sale a la calle, y lo denuncian en redes sociales. Sin embargo, se han olvidado de que, mientras ellos pueden seguir con su teletrabajo y no es necesario que vayan al supermercado porque la comida ya se la trae un rider, hay gente que vive en casas hacinadas, con problemas psicológicos o de cualquier otro tipo, o que simplemente deben salir a trabajar. «Justicieros de balcón, vengadores del vecindario y ciudadanos heroicos: cerrad vuestras ventanas, quitaros la capa y reflexionad en un rincón».
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EL CORONAVIRUS NO NOS HACE IGUALES
«Todos somos iguales ante el coronavirus. Una de las mentiras más repetidas de los últimos meses. No cabe duda de que la pandemia está causando estragos y que, como enfermedad, da igual que seas ministro o panadero, del mismo modo puedes morir por esta causa. Pero eso dista mucho de que nos iguale a toda la sociedad. No optamos a la igualdad, ni en los peores escenarios posibles».
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UN SER EGOÍSTA EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS
Decimos preocuparnos por los nuestros, que pensamos en los demás, pero al fin y al cabo siempre priorizamos el bienestar propio. Nos preocupamos por el vecino cuando nos afecta y nos perjudica, damos consejos que creemos que son los mejores porque nos creemos los mejores y ayudamos a la gente por puro autorreconocimiento.
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CACEROLA DE PLATA
En mayo los cayetanos nos sorprendieron con su revolución de los 7.000 euros al mes. Aquellos que, sin duda alguna, sufrieron más la pandemia (no como los trabajadores que se juegan la salud en sus trabajos y que apenas llegan a fin de mes), se lanzaron a la calle con sus Citroën descapotables y sus banderas de España. Sin embargo, hay algo que está claro, y es que «desprecian a España y a los españoles, solo defienden su capital».
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EL SUICIDIO DE VOLVER A LAS AULAS
A principios de septiembre ya denunciábamos la inseguridad a la que se veían expuestos los estudiantes, que debían volver masivamente a las aulas, sin haber tomado prácticamente ninguna medida de prevención sanitaria. La gestión de las universidades e institutos ha sido nefasta y ha afectado –y está afectando– a una gran cantidad de jóvenes tanto en su rendimiento escolar como en su salud mental. «Es un auténtico suicidio volver a las aulas.
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EL NEGOCIO DE LAS MASCARILLAS
Antes de la pandemia nos extrañábamos al ver a turistas de países asiáticos caminando con mascarilla por nuestra ciudad. Ahora nos apartamos cuando vemos que alguien va caminando sin mascarilla. Y es que se ha convertido en parte de nuestro outfit obligatorio, literalmente. De hecho, si siguiésemos estrictamente las recomendaciones y normativas sanitarias, «en una familia de cuatro miembros, el coste mensual en mascarillas puede superar los 150 euros, según los cálculos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU)».
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UNA SEMANA DE SEGREGACIÓN EN MADRID
Mientras los cayetanos de la cacerola de plata se iban de vacaciones como si el mundo siguiese igual y seguían con su día a día con pocas más afectaciones que llevar mascarillas, la clase obrera madrileña era tratada como ganado y encerrada en sus casas excepto para producir. «Las casas de apuestas permanecen abiertas en los barrios confinados, mientras que los parques y espacios al aire libre han sido cerrados».
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‘SOBERANA’, LA VACUNA COMUNISTA
«Puede que hayamos oído hablar de Pfizer-Moderna (EEUU), Sputnik V (Rusia) o de cualquier otra de las vacunas que están desarrollando las grandes potencias mundiales. Sin embargo, hay una pequeña isla caribeña que lleva 60 años resistiendo al invasor y que desarrolla una vacuna a la altura de las anteriores: la República de Cuba y su vacuna ‘Soberana’.»