Entre enero y febrero llegaron a Madrid 60.131 franceses que están dejando una estampa vergonzosa en la ciudad.
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Así hemos narrado en lamordaza.com la pandemia del coronavirus
Hemos querido mostrar siempre aquello que se quedaba en segundo plano, dar voz a aquellos que no la tienen; en definitiva, entender el impacto que la COVID-19 y su gestión ha tenido en la gente corriente, en la clase trabajadora en general. Os dejamos con nueve artículos imprescindibles.
«Me han negado hasta cuatro veces un alquiler por ser sanitaria» Enfermera de Osakidetza
[DENUNCIA] Los aplausos en los balcones parecen haberse marchado con el viento. Las olas de solidaridad con l@s enfermer@s disminuyen mientras los nuevos casos de COVID aumentan en el país. Además de los engaños de Osakidetza con sus trabajadores, l@s enfermer@s sufren otro daño y abuso colateral: la negación del alquiler por parte de los arrendadores.
Lo que vendrá
Son muchos 45 días en la sombra, en el mejor de los casos, como para volver a ser los que éramos. Hemos entrado en un nuevo espacio de entendimiento. Son los grupos de WhatsApp los nuevos sindicatos? ¿Llevan siéndolo años? ¿Hemos dicho ya que no a la democracia? Ah, ¿que nunca dijismo que sí?, ¿nosotros? ¿Se ha acabado el rito cuasisatánico de procesionar muertos y estatuas de estos? ¿Fueron las pasadas las últimas navidades del capitalismo? ¿Volveremos a vernos? ¿Qué queda del cuerpo humano?
Para los justicieros de balcón
¿Cómo hay gente capaz de pasear a su perro más de tres veces al día? ¿Cómo se atreven a pasar por el supermercado más de dos días a la semana? “El vecino del 3ºB del bloque 42 no aplaude a las 20h, pero sale a pasear 6 veces a su golden retriever. Tendremos que llamar a la policía”. Justicieros de balcón, vengadores del vecindario y ciudadanos heroicos: cerrad vuestras ventanas, quitaros la capa y reflexionad en un rincón.
Darwinismo social en tiempos de crisis
Y otra vez, cuando más lo necesitan, miramos para el otro lado. El COVID-19 lleva, aproximadamente, desde mediados de enero sembrando pánico y angustia por todo el mundo. Desde su zona cero, ubicada en Wuhan, hasta la esquina más recóndita de cualquier continente. Pero, aunque ahora condenemos su suerte continuamente, somos y hemos crecido inmiscuidos en en esa sociedad. Esa, fundamentada en que el más grandes se comen al más débil. Esa, en la que en tiempos de crisis vuelven a sufrir los más desfavorecidos. EE. UU sigue siendo el matón del instituto.