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Nekane Balluerka Lasa (Ordizia, 1966) es la rectora de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) desde 2017. Este mismo noviembre de 2020 dejará la capitanear la universidad de tantos miles de alumnos y alumnas (34.000), investigadores, profesores. Pero antes de abandonar el barco le toca hacer frente a una pademia, que se cuela también en la vuelta al cole, la vuelta al campus.
Nos explica los protocolos, los hilos que movieron el inicio del calendario escolar, contesta a las preocupaciones y admite su falta de optimismo (aunque repare en la preparación y en el trabajo que se está desempeñando): «Sinceramente, prefiero no echar las campanas al vuelo porque la experiencia de este verano no ha sido positiva y existe un amplio margen para la incertidumbre, pero lo que sí puedo decir es que la UPV/EHU ha querido prepararse para todos los escenarios posibles»
Nekane Balluerka nos atiende al otro lado del rompecabezas.
En primer lugar, ¿es optimista de cara al curso? ¿Volverán los estudiantes a casa a seguir la universidad de forma online antes de lo esperado (si lo espera en algún momento)?
Sinceramente, prefiero no echar las campanas al vuelo porque la experiencia de este verano no ha sido positiva y existe un amplio margen para la incertidumbre, pero lo que sí puedo decir es que la UPV/EHU ha querido prepararse para todos los escenarios posibles. Sabemos que la situación es complicada y, sin embargo, [como he dicho al principio], la seguridad de las personas es la máxima prioridad, y tras ella garantizar que la docencia que se va a proporcionar al alumnado va a ser de calidad. No habrá una docencia peor: habrá la buena docencia de siempre solo que, en ciertos momentos, se impartirá de otra manera.
¿Existe diálogo entre el ejecutivo en funciones y la Universidad del País Vasco, UPV/EHU?, ¿Y colaboración? Si es así, ¿desde cuándo se está trabajando de forma conjunta?
La relación entre la UPV/EHU y el Gobierno Vasco es fluida y permanente, como no podía ser de otra manera entre la universidad pública y el gobierno de su país. La relación con el Departamento de Educación es fundamental. Por otra parte, la pandemia ha exigido que la relación se intensifique y se abra a otras perspectivas. Así, habiendo tenido desde siempre relación con el Departamento de Salud, por tantas disciplinas académicas vinculadas con ese sector, la situación que estamos viviendo ha reforzado esos vínculos. Ahora colaboramos con el fin de conseguir las condiciones necesarias para garantizar la seguridad de toda la comunidad universitaria, lo cual es una prioridad de nuestra gestión.
La pandemia también nos ha llevado a establecer comisiones de seguimiento desde una fecha tan temprana como enero de este año, cuando comenzaron las noticias acerca de lo que estaba sucediendo en China, y empezamos a tomar medidas con nuestro alumnado internacional.
Como rectora de tantos miles de estudiantes, entendemos que su preocupación por la vuelta a los campus es considerable. ¿Cuál está siendo su papel actual en la llegada a septiembre? ¿Cómo aplacar o calmar las preocupaciones de los estudiantes en los años de por sí duros de universidad?
El estado de alarma y el posterior confinamiento nos obligaron a adoptar medidas extraordinarias y pronto nos dimos cuenta de que teníamos que empezar a planificar el curso 2020-2021, ya que era previsible que se desarrollara en unas circunstancias muy especiales. Así, en el Consejo de Gobierno de la UPV/EHU de 9 de julio, representantes de todos los colectivos de la universidad aprobamos, por unanimidad, un documento titulado Orientaciones para la Enseñanza y el Aprendizaje. Pero no es un secreto para nadie que la evolución de la pandemia ha sido negativa y nos encontramos en un nuevo periodo de incertidumbre. Eso nos ha llevado a planificar el nuevo curso bajo unas coordenadas más rigurosas que aquellas que podíamos esperar antes de verano.
Por supuesto, debo adelantar que es posible que en las próximas semanas, en los próximos meses, haya nuevas modificaciones en las medidas de seguridad adoptadas, a la vista de que resulta imposible anticipar ahora el devenir de la pandemia. Lo que sí podemos decir al alumnado, y al conjunto de la sociedad, es que nuestra prioridad siempre va a ser la seguridad de las personas, y que ningún objetivo podrá imponerse a esa prioridad.
¿Cuáles son los protocolos generales y las recomendaciones que se dan desde la UPV/EHU y cuáles son sus consejos personales para aquellos estudiantes que vuelven a la universidad presencialmente más de seis meses después?
A la vista de la evolución de la pandemia, hemos elaborado tres decálogos para los tres colectivos universitarios: alumnado; personal docente e investigador; y personal de administración y servicios. Su objetivo es establecer unas normas claras de comportamiento durante la estancia en sede universitaria, con muchas disposiciones comunes, pero con especificidades, también, para cada uno de esos colectivos.
En general, las medidas ya son conocidas: autochequeo antes de acudir a la universidad; limitación del contacto físico; uso obligatorio y correcto de las mascarillas; mantenimiento de distancias; higiene de las manos…
En el apartado académico, hemos preparado un modelo de “presencialidad adaptada” que busca el desarrollo de un alto porcentaje de la docencia de forma presencial, pero complementando la misma con la docencia no presencial y con las denominadas “aulas espejo” (impartición de docencia en un aula con parte del alumnado presente, y con la otra parte en su casa o en el mismo centro, en un aula aledaña).
¿Qué estadios se barajan? Las informaciones apuntan a que será lógico y normal que se den contagios en las aulas. ¿Qué pasa si se detecta una sospecha? ¿Y si se corrobora con un positivo? ¿Qué ocurre si hay varios casos en distintos cursos en una misma facultad? En definitiva, ¿cuáles son todos los dispositivos estudiados para la posibilidad de cualquier estadio o desarrollo de contagios?
Hemos previsto distintas situaciones con distintos protocolos de actuación en cada una de ellas: 1) Caso aislado (sospechoso o confirmado) y 2) Existencia de brotes de diferente importancia. Cada uno de esos supuestos determina un protocolo de actuación preciso, con medidas que pasan, desde las más obvias, como el aislamiento físico de la persona contagiada, hasta, en el más grave, el posible cierre de un centro completo de la universidad, decisión que se tomará siempre en colaboración con las autoridades sanitarias. También se ha establecido la existencia de un responsable de la COVID-19 para toda la universidad y de un responsable en cada centro.
Existe preocupación, también, por los autobuses. ¿Hay diálogo con Bizkaibus? ¿Habrá más oferta de transporte? ¿Más disponibilidad horaria? Podría ser un foco de contagio ya que los autobuses llegan rebosantes cada día a la universidad, especialmente en algunas líneas: Termibus, Deusto, Santutxu…
La regulación de las condiciones de acceso y de estancia en los vehículos de Bizkaibus corresponde a la Diputación Foral de Bizkaia, pero evidentemente siempre ha existido una relación con la universidad, una relación que ahora, a través del Vicerrectorado de Campus, se ha intensificado. La UPV/EHU pide encarecidamente que se mantengan las normas de seguridad establecidas desde la compañía, pero en todo caso hay previsiones que pueden cambiar en las próximas semanas o en los próximos meses, en función del grado de uso de ese medio de transporte. Lo lógico sería que Bizkaibus evaluara los cambios que puedan producirse en el uso de sus vehículos y adoptara medidas en consecuencia.
¿Se han contratado nuevos profesores para disminuir las ratios en la UPV/EHU?
No se ha contratado nuevo profesorado porque no disponemos ni de presupuesto ni de marco normativo que nos permita hacerlo. Se ha optado por invertir tres millones de euros en equipamiento tecnológico para implantar el sistema de presencialidad adaptada, al que he aludido antes.
Algunos horarios se han visto modificados hasta tal punto, que, como en el caso de algunos cursos de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, hay días con horas de mañana, días con horas de tarde y días lectivos con horas de mañana y tarde. ¿Cómo piensan hacer que ello sea plausible para una persona que estudia y trabaja al mismo tiempo? ¿Cómo responden a la conciliación laboral y familiar con horarios no conciliadores?
Siempre ha habido en la universidad alumnado que estudiaba por la mañana y por la tarde. Previsiblemente, este curso su número podrá aumentar, a la vista de los criterios adoptados por el sistema de presencialidad adaptada. Todo el mundo sabe que, en asignaturas concretas, en evaluaciones o en prácticas específicas, el profesorado puede modular las condiciones de asistencia o de trabajo del alumnado con necesidades concretas, pero me gustaría recordar que el concepto de conciliación remite al ámbito laboral, no al ámbito estudiantil. Una persona debe adaptar sus problemas de conciliación en el centro de trabajo.
¿Apuesta personalmente Nekane Balluerka por la mixtura entre clases online y presenciales? No es rentable para aquellos que alquilan piso como estudiantes fuera de su casa familiar. ¿Es justificable que un alumno pague el mismo precio por la matrícula si no hay 100% de presencialidad? Ese 25% podría significar gastos telemáticos como WiFi en casa.
Apuesto personalmente, y también institucionalmente, por el sistema de presencialidad adaptada porque la propia universidad, a través de sus órganos de gobierno así lo ha decidido. Por otra parte, no hay ninguna razón por la que la adopción de ese sistema deba suponer una rebaja en la matrícula: que la docencia no sea al 100% docencia presencial no significa que esa docencia no sea al 100% docencia. Además, el curso pasado, durante el confinamiento, el Vicerrectorado de Alumnado y Empleabilidad llevó adelante programas que permitieron que el alumnado con dificultades económicas accediera, con ayuda de la universidad, a los recursos necesarios.
¿Qué le diría la rectora, Nekane Balluerka, a aquellos estudiantes que tienen miedo real a enfrentarse a un lugar cerrado y con tanta gente, estudiantes que creen que no se está mirando por la salud del alumnado?
Me habla de sensaciones subjetivas, personales, y es muy difícil luchar contra percepciones de ese tipo. Decir que la universidad, en estos momentos, no está mirando por la salud del alumnado es una cuestión de fe. Solo podemos mostrar el enorme esfuerzo que se hizo el pasado curso con la plataforma EHU edonondik, los planes de retorno y de seguridad que hemos elaborado, el nuevo modelo de docencia establecido y las 400 unidades de equipamiento (300 fijas y 100 móviles) que hemos adquirido para afrontar las necesidades docentes en estas condiciones tan particulares.
También me gustaría decir otra cosa, que creo que habría podido aducir en algunas de las respuestas anteriores. El proyecto de presencialidad adaptada, el refuerzo la docencia online, la elaboración de minuciosas medidas de seguridad, no eran una opción entre otras: realmente era la única posible en estas circunstancias.
¿Qué ocurrirá con los servicios como la biblioteca o gimnasios?
La intención de la UPV/EHU es seguir desarrollando el conjunto de su actividad: no solo la docencia, también la investigación, la actividad artística, cultural, deportiva… En ese sentido, los distintos edificios de la universidad mantendrán su actividad, si bien con los protocolos de seguridad correspondientes.
Entendemos la cambiante situación pero, ¿cómo es posible barajar tan poca información sobre la ‘vuelta al cole’ a un par de semanas de la misma? Los estudiantes llevan sin ser informados semanas, no hay comunicación entre la Universidad y el alumnado.
Desde los primeros días de la pandemia establecimos una web específica dentro del portal de la UPV/EHU en la que, a un solo click, estaba y está disponible toda la información acerca del desarrollo de la pandemia, las decisiones que adoptaba la universidad y las medidas de seguridad o de prevención establecidas. Los centros (facultades y escuelas) también han desarrollado sus propias labores informativas. Este curso se ha iniciado con jornadas de presentación en las que se han dado cuenta, de forma presencial o telemática, de todos estos extremos, y el Vicerrectorado de Alumnado y Empleabilidad se ha mantenido en contacto permanente con los órganos de representación estudiantil. No dudo de que las cosas podrían haberse hecho mejor, pero si debo manifestar que el esfuerzo realizado, en todo caso, ha sido notable.
¿Habrá algún remiendo para aquellos estudiantes que alquilan piso fuera de su lugar de residencia y que tuvieron que pagar las rentas aún no habitando aquellos pisos durante los meses de marzo, abril, mayo y junio en pleno estado de alarma y pandemia? ¿Y si se vuelve a dar la situación? ¿Habrá un diálogo entre la UPV/EHU y los arrendadores?
La Universidad del País Vasco, como institución, no se puede hacer responsable del conjunto de los avatares particulares de las personas que asisten a la misma. La UPV/EHU gestiona el colegio mayor Miguel de Unamuno, en Bilbao, y mantiene, en los tres territorios, residencias universitarias en los que se acoge un número muy importante de estudiantes. Son servicios de la universidad que gestionamos en las mejores condiciones de calidad y de precio. Al margen de esa actividad, la universidad no pueda entrar a negociar los contratos de terceros, y menos aún de forma colectiva, en lo que es una casuística amplia y variada de circunstancias personales.