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La huelga del 21 de octubre venía motivada por la situación de los últimos años que ha sufrido la clase trabajadora en las condiciones laborales, en general, y del mundo universitario y de investigación, en particular. La huelga tiene como objetivo, entre otros, denunciar la injerencia que el capital tiene sobre el sistema universitario y de investigación; avanzar hacia una universidad totalmente gratuita; eliminar la contratación fraudulenta y asegurar la estabilización de la plantillas universitarias, etc.
La jornada de lucha estuvo marcada la presencia desproporcionada de policía, que se saldó con la identificación arbitraria de muchos de los que participaron. Estas identificaciones comenzaron incluso antes de comenzar la manifestación unitaria a las 18:00, y siguieron produciéndose durante el transcurso de la misma. Cuando se desconvocó, un dispositivo de policías secretas se desplegó para seguir a los grupos de estudiantes que se marchaban, seguidos por dos o tres furgones de antidisturbios que los detuvieron sin dar explicaciones.
La desproporcionalidad de la actuación policial contrasta con el carácter totalmente pacífico de esta manifestación. Varios sindicatos y organizaciones han denunciado este acto de represión, cuyo objetivo no es otro que el de amedrentar a los jóvenes que participaron de esta jornada para evitar futuras movilizaciones similares.
