St. Pauli: Un equipo de piratas y obreros

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En los muelles de Hamburgo, en los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, nació un equipo cuyas bases y principios superan con creces sus logros deportivos. Su posicionamiento político y social ha conseguido hacer del FC Sankt Pauli un mito de la izquierda revolucionaria. En sus gradas ondean banderas antirracistas, antifascistas y anticapitalistas, acompañando a la característica calavera blanca sobre fondo negro, Jolly Jogger, la de piratas europeos como Barbanegra o Jack Rackham.

Mariano Shuster definía en Club Atlético Revolución. Sankt Pauli, el equipo «anticapitalista» al Sankt Pauli como “una suerte de Cáritas exótico que ayuda a la comunidad de la que se siente parte”. Dentro de la “milla del pecado”, el St. Pauli construyó, año tras años, toda la historia que le rodea: nacer de la miseria de un barrio obrero y portuario, sobrellevar la Primera Guerra Mundial, admitir a judíos en contra de las leyes arias de Hitler, superar una crisis financiera que casi le lleva a la desaparición o mostrar continuo desprecio a los fascistas que visitan su estadio, el Millerntor-Stadion.

RECORRIDO HISTÓRICO

Los inicios del FC St. Pauli vienen de la mano de un éxodo a la región con la que comparte nombre. El Gran Incendio de 1842 propició una movilización de hasta 20.000 personas a la zona astillera de Hamburgo, con la única esperanza de encontrar una vida digna. Carlos Viñas y Natxo Parras, relatan la historia del club en Otro fútbol es posible (Capitán Swing, 2017) desde este punto de la industrialización alemana.

El primer partido que disputó el Sankt Pauli fue en 1907, aunque en 1899 ya se habían odio las primeras referencias a los piratas del distrito rojo, hasta 8 años después no contaban con el número de jugadores necesarios para formar un alineación. En 1910 se fundó oficialmente y en 1924 obtuvo el nombre de FC Sankt Pauli. Viñas y Parras continúan el relato a lo largo del siglo XX, con referencias a como el St. Pauli vivió un periodo de crecimiento tras la Primera Guerra Mundial –dado que 2 millones de la población alemana había perdido la vida durante la contienda bélica–, el hundimiento del país y del barrio durante la crisis de los años 30.

Mencionan, además, como los jerarcas nazis, con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, trataron de utilizar el fútbol como método propagandístico, pero el FC Sankt Pauli no mostraba interés alguno por el nacionalismo ferviente de la época. Durante el III Reich, el club actuó como el resto de equipos, aunque seguía admitiendo a jugadores de origen judío, en contra de las leyes del Führer. El debate actual está en definir esas acciones como algo conveniente para el propio club –puede que por la necesidad de jugadores– o, asentando ya unas bases revolucionarias, como espíritu de lucha incondicional del equipo.

Como explica Shuster, crearon un campeonato alternativo a la Mundial de la FIFA. En el FIFI Wuld Cup (Copa Salvaje de la Federación de Independientes del Fútbol Internacional) de 2006 llegaron a participar equipos que la propia FIFA rechazaba, como la selección de fútbol de Gibraltar o la de Groenlandia. El Sank Pauli jugó bajo el nombre de República de Sankt Pauli.

ESTATUTOS DEL ST. PAULI

Corny Littmann, dirigente del club entre 2002 y 2010, fue el primer presidente de un equipo de futbol en declararse abiertamente homosexual. Una declaración, que sin duda, reafirmo aún más los estatutos por los que se rige el St.Pauli. En ellos, no solo se aclara que el equipo tiene como pilares fundamentales la tolerancia y el respeto, sino que especifican, a diferencia de otros clubs, que los promotores y socios comerciales deben estar en consonancia con las reglas que impone el club. Así, la venta de camisetas con el nombre de los jugadores a la espalda o la publicidad en las pantallas del campo están terminantemente prohibidas.

En 2002, la publicidad de la revista Maxim fue retirada en respuesta a las protestas por parte de las socias del equipo alemán, ya que consideraban que las publicaciones de la revistas objetualizaban el cuerpo de la mujer. Los hinchas de este equipo no son meros espectadores, participan de forma activa en la financiación del club y velan por el cumplimiento de los dogmas de la formación marrón. Con el lanzamiento de un bono para la temporada 2010/2011, dada la necesidad de construir una nueva tribuna y mejorar el centro de entrenamiento, los aficionados del St. Pauli lograron dotar al equipo de 6 millones de euros para las obras. La responsabilidad para/con la afición es el motivo por el que el St.Pauli es el equipo internacional bajo la bandera pirata por excelencia.

TOLERANCIA 0

Los aficionados no son los únicos que gozan del respeto del club. El propio equipo reconoce que la formación representa los ideales del barrio de St. Pauli, y que por lo tanto tiene una obligación política y social con el distrito y con la propia ciudadanía. Por ello, tanto los socios como la propia plantilla, debe, según la normativa del club, someterse a autocrítica y tener en cuenta la responsabilidad hacia los demás. En base a ello, el club no tolera comportamientos violentos o denigrantes, hasta tal punto que en 2019 expulsó de sus filas al jugador Cenk Şahin, por su apoyo en redes a la intervención del ejército turco en Siria.

Una de las figuras mas reconocidas del equipo de alemán es el ex-jugador Deniz Naki. En 2010, Naki se convirtió en el jugador estrella del St. Pauli. Durante uno de sus partidos contra Rostock -cuyos aficionados son en su mayoría neonazis- se plantó ante la grada del equipo contrario y pasó su dedo sobre el cuello, a modo de cuchillo, como amenaza. Posteriormente, clavó la Jolly Jogger en campo enemigo. Actualmente, el jugador de origen turco se encuentra sancionado de por vida por la Federación de Fútbol Turca, tras haber sobrevivido a amenazas de muerte, dos disparos y una paliza, a causa de en vídeo apoyando una protesta contra la intervención turca en el norte de África.

Al igual que Deniz Naki encontró en el FC Sankt Pauli un equipo acorde a sus ideología, lo hicieron también sus hinchas. Punks, okupas y obreros conforman la afición del equipo del barrio rojo alemán. Un equipo, que a pesar de toda su historia, trata de mantener unos ideales sólidos y aportar un fútbol mejor, más sano y menos capitalista, con conciencia de clase y solidaridad entre los pueblos.