Xabier Aramendia
Según la Real Academia de la Lengua, (RAE) el marketing o como ellos lo denominan, márquetin, es el conjunto de estrategias empleadas para la comercialización de un producto y para estimular su demanda. Pero, y si te dijera que las propias fechas navideñas son el mayor y mejor ejemplo de una de las mejores estrategias jamás vista, ¿cómo te quedas?
Debe estar claro que el marketing, para que este sea eficiente tiene que ir de la mano con la sociedad y adaptarse a los cambios de esta, o eso dicen los que se dedican a ello. Hoy en día, la técnica más utilizada es el eye to eye, del término original del inglés. Con el avance que está teniendo la tecnología en nuestras vidas y dado que los niveles de estrés están aumentando notablemente, cada día se tiene menos tiempo a pararse a hablar con alguien y mucho menos a mirar un anuncio, un spot. Otra clave: se ha pasado del papel, al móvil. Es por ello que las grandes multinacionales están implementando técnicas nuevas para atraer nuestra atención.
En televisión
Los anuncios en la televisión son menos sofisticados, pero más cuidadosos. Y es que ya no se atiende el detalle de lo que se dice ni el cómo, ahora en cambio, se cuida más lo estético, el aspecto visual. Cuanto más bonitos sean los primeros 2-3 segundos más atrae y capta. Ahora también hay tendencia a jugar con el despiste. Ciertas cadenas de supermercados, por ejemplo, están haciendo anuncios que parece que venden un producto y te presentan todo lo contrario. Otros tipos de anuncios, en cambio, tiran a lo tradicional, tocándonos el corazón, para hacer creer que tenemos un sentimiento de pertenencia al mismo.
Ya, pero, entonces, ¿que tiene que ver el título con todo esto? ¿Estás aplicando la técnica con nosotros? Podría, pero no. Al hilo de lo tradicional viene la miga, el copo de nieve de hoy. La mejor campaña de todos los tiempos sin duda lleva el nombre de Santa Claus. Y sí, da igual como lo llames, Papá Noel, Santa Claus o San Nicolás… siempre va a mantener su esencia.
Coca-Cola
Era el año 1862 y un dibujante de la guerra civil trazó a un pequeño duende que apoyaba a los soldados de la unión en Navidad. Más tarde, en 1930 el artista Fred Mizen, utilizó el duende bebiendo una botella de Coca Cola. La idea se basaba en la necesidad de los directivos en hacer que la botella se consumiera también en invierno, dando a entender que la marca no conocía de temporadas.
La imagen tuvo tanto éxito que se utilizó en campañas posteriores. Fue el artista sueco Haddon Sundblom quien, por encargo de la empresa, cambió la imagen tradicional en la del Papa Noel de nuestros días. Basándose en un amigo suyo, sustituyó los rasgos de gnomo de las tradiciones irlandesas y bretonas de color verde a un color rojo corporativo de la propia empresa. Le hizo más alto, de rostro más grueso, bondadoso y ojos alegres. Años más tarde fue el mismo autor quien hizo de modelo para los eslóganes publicitarios aprovechando su parecido. Tal fue el éxito de esta campaña que, hasta la fecha, Santa Claus sigue siendo un icono de cultura occidental.
Es por eso que, y sin querer quitarle la magia propia de la Navidad, el histórico Santa Claus no es más que una imagen de una marca específica, que cada vez que se utiliza es promocionado. En caso de querer mantener la magia, propongo llamarle de aquí en adelante Santa Cola Claus, aunque yo siempre he sido más de Olentzero.