Según el Instituto Nacional de Estadística, el porcentaje de madres que interrumpieron su trabajo más de dos años fue del 17,7%, frente al 2,8% de los padres
IRAITZ CASILLAS MUÑOZ
Nueve meses dentro de ella, unidos por un cordón. La primera persona que los mira con ojos lacrimosos y los hace sentir a salvo. La primera que los alimenta, que los limpia y que los viste. La primera que los acuesta y los mece. En ocasiones el contacto con ella no comienza en este momento, a veces pasa un tiempo hasta que la conocen. Pero, sin importar el comienzo, este solo es el principio del trayecto. Después llegan los viajes al colegio, las heridas que deben ser curadas, los cuentos antes de dormir, el momento de hacer los deberes juntos, los consejos, los abrazos sanadores, … e incluso las discusiones. Ellas son cocineras, profesoras, enfermeras y consejeras. Pero, ante todo y por encima de todo, son madres.
“Estado o cualidad de madre”, así define la RAE la palabra maternidad. Una corta definición para una palabra que abarca tanto. Muchas mujeres a lo largo de los tiempos han oído esta palabra resonar en su cabeza desde muy pequeñas. Desde jugar con muñecos que simulan bebés hasta sentir la necesidad de casarse y formar una familia. Ya sea una idea impuesta o motu proprio, no descubren su verdadero significado hasta que se convierten en madres.
“No es tan bonito como lo pintan en las películas, es un proceso de aprendizaje”, Elvira Veleda, madre de cinco hijas, habla sobre la maternidad
Marian Muñoz fue madre con 21 años de un niño. A los 24 decidió que ya era hora de repetir la experiencia y dio a luz a una niña. Pero cuando cumplió los 36 años le detectaron un derrame cerebral, que resultó ser finalmente una fuerte migraña. Así que tras pensar que su vida terminaría en ese momento, decidió celebrar la continuidad de esta teniendo una tercera y última hija, sin importarle lo que los demás pensaran de su “tardía” nueva maternidad. Ahora a sus 57 años, sus hijos son uno de sus mayores orgullos. “No todas las mujeres están preparadas para la maternidad, pero para mí es el rol más grande que ha habido en mi vida”, proclama Marian.
La etapa de la maternidad no comenzó siendo fácil para Xiomara Casillas. Cuando decidió dar el paso de ser madre no tardó en quedarse embarazada, pero, casi a los cuatro meses de embarazo, descubrió que el bebé llevaba un par de meses sin latido. No fue un buen momento, pero supo recuperarse sin perder la ilusión. Cinco meses después se volvió a quedar embarazada. Hoy, a sus 32 años, es madre de una niña y un niño. Xiomara critica el juicio al que se expone una madre: “La maternidad es algo que compensa, pero considero que la sociedad aún no colabora con que esta sea fácil. Juzgan a una madre por cómo lo hace, cómo no lo hace, cómo lo deja de hacer, cómo educa a sus hijos o cómo deja de educarlos. Además, a día de hoy sigue estando mal visto que una madre haga cosas que a ella le apetecen o que necesita y que por ello deje a sus hijos o con su pareja o con sus abuelos para poder realizarlas”.
“Juzgan a una madre por cómo lo hace, cómo no lo hace, cómo lo deja de hacer, cómo educa a sus hijos o cómo deja de educarlos”, Xiomara Casillas, madre de dos hijos
Lourdes Tarrio a sus 56 años es madre de dos hijos, pero el proceso para tenerlos no fue sencillo. “Deseaba tanto ser madre que en los primeros años en los que intenté serlo no podía quedarme embaraza y estaba dispuesta a adoptar”, declara Lourdes. Finalmente, a los 31 años sus deseos se hicieron realidad y dio a luz a su primer hijo. Ella expresa que la maternidad es una experiencia muy bonita y maravillosa.
Verónica Guerrero, que fue madre por primera vez hace dos años, a los 30, no tardó en dar el paso a la maternidad con su pareja. Cuando llevaban tres años de relación, un día de la madre, su pareja le pidió ser padres, y ahí comenzó su camino a la maternidad. Verónica explica qué ha significado la maternidad para ella: “Tiene sus cosas muy buenas y sus cosas muy malas. Buenas, la alegría que da un niño, malas que tienes que dejar en un segundo plano ciertas cosas. Tu vida cambia por completo”.
Para Elvira Veleda haber sido madre de cinco niñas ha sido una experiencia agridulce. Económicamente no recibió ayudas del estado exceptuando las becas escolares y los 20€ por niña al mes que aportaba la seguridad social hasta que estas cumplieran los 18 años. Ha pasado muchas necesidades, incluso se vio obligada a ocupar un piso con la ayuda de los vecinos cuando su primera hija ya tenía casi dos años y estaba embarazada de la segunda. Pero, por encima de todo esto, recalca que ha sido una experiencia maravillosa. “Creo que cada persona es muy libre de ser o no ser madre. Es cierto que nos han vendido el rol de que la mujer tiene que ser madre, los embarazos y partos perfectos. No es tan bonito como lo pintan en las películas, es un proceso de aprendizaje”, comenta Elvira sobre la maternidad.
¿Y los padres?
La maternidad, como la propia palabra indica, es algo que pertenece a la madre. Pero, ¿y la paternidad? ¿Conlleva el mismo peso ser padre que madre? Marian tiene la respuesta muy clara: “No, por supuesto que no. En mi caso, el padre de mis hijos se dedicaba a un trabajo que es muy sacrificado y le dejaba poco tiempo disponible. La que se ha encargado absolutamente siempre de todo respecto a los niños he sido yo”.
La respuesta de Lourdes no se aleja mucho a la anterior. “El peso de criar a mis hijos no ha estado repartido equitativamente. Él se dedicaba a trabajar y yo tuve que pedir una reducción de jornada para poder atender a mis hijos porque los dos llegábamos tarde a casa. Y tampoco participaba mucho cuando llegaba a casa, más bien se limitaba a leerles un cuento”, reconoce Lourdes. Elvira, por otra parte, reconoce que en su caso la crianza de sus hijas ha estado repartida equitativamente: “En mi caso ambos nos hemos encargado del cuidado de nuestras hijas, cada uno se ocupaba de algo. Por ejemplo, del trabajo de bañarlas se encargaba él”.
Algunos datos
Smileat, la empresa de alimentos ecológicos para bebés, desarrolló para el día del padre un estudio sobre el papel de las madres y los padres en el cuidado de los hijos. El estudio muestra que solo el 15% de los padres, frente al 64% de las madres, sería el responsable mayoritario de la compra de alimentos en el hogar. Un porcentaje similar, el 16% de los padres frente al 66% de las madres, se encarga en exclusiva de cocinar en casa para los niños, y solo en el 19% de los hogares se comparte la tarea. Este estudio también muestra que las madres son las que más pendientes están de la vacunación de los hijos, las que suelen pedir un permiso en el trabajo para quedarse en casa a cuidar de sus hijos cuando están enfermos, las que habitualmente los llevan al pediatra, las que generalmente visten a sus hijos, las que normalmente los llevan al parque, y las que, por lo general, bañan y acuestan a sus hijos.
Además, el Instituto Vasco de Estadística (Eustat) en uno de sus estudios muestra que el tiempo diario dedicado al cuidado de hijos e hijas es diferente según el género. Las mujeres que trabajan fuera de casa y tienen hijos o hijas menores de 15 años destinan de media 1,4 horas más al día al cuidado de ellos que los hombres que se encuentran en la misma situación (4,7 y 3,3 horas, respectivamente). Asimismo, mientras el 50,6% de las mujeres destinan cinco o más horas al día al cuidado de sus menores, en el caso de los hombres el porcentaje se queda en el 24,6%. El 42% de los hombres colabora con dos o menos horas en el cuidado de sus hijos e hijas.
Xiomara y Verónica no comparten del todo esta opinión. Xiomara considera que, en el caso de sus padres, su madre era la que se encargaba más de todas sus cosas, pero que ahora en su vida de pareja los dos realizan las tareas que van ligadas a sus hijos. Verónica añade que, en su caso, está bastante repartido y más aún con su nuevo trabajo. Ahora mismo su marido se ocupa exactamente lo mismo que ella de las tareas.
Trabajar siendo madre
El tema laboral es otro asunto. Según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) de 2019 realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 28% de los trabajadores dejó su empleo por el cuidado de los hijos. Especifica que el 87% de los hombres que interrumpieron su carrera laboral lo hicieron por un periodo de 6 meses o menos, mientras que en las mujeres este porcentaje es de un 50%; el 21% de las mujeres realizó un parón de entre 6 meses y un año, y un 9% de entre un año y dos. El porcentaje de madres que interrumpieron su trabajo más de dos años fue del 17,7%, frente al 2,8% de los padres.
Lourdes afirma que con su primer hijo pidió una reducción de jornada, y con su segunda hija pidió una excedencia. Cuando la niña cumplió el año y medio fue cuando volvió a trabajar de nuevo con una reducción de jornada. Marian, sin embargo, al ser autónoma tuvo que llevarse a sus hijos al trabajo hasta que estos fueran escolarizados. “Mi trabajo como lechera me daba esa libertad de poder llevármelos conmigo. Tardaba más en desarrollar mi trabajo porque la prioridad eran mis hijos, evidentemente”, explica Marian.
Por otra parte, Xiomara, siendo autónoma también, tiene una experiencia distinta. Ella opina que no hay un plan de conciliación en nuestro país para los autónomos, y menos cuando hay periodos de vacaciones en el colegio de dos meses y medio. Por lo tanto, se ve en la obligación de escolarizar a sus hijos lo antes posible para que ella pueda trabajar, ya que tiene que llevar una casa adelante.
Divorcios y custodias
A día de hoy, otro de los obstáculos a los que se enfrentan algunas madres es la crianza de los hijos en solitario. Cada vez los divorcios aumentan más en la sociedad, y, en algunas ocasiones, esto termina con la asignación de la custodia de los hijos. Según el INE en un estudio que realizó en 2020, en 2019 en España hubo 91.653 divorcios. La custodia de los hijos menores fue otorgada en el 58,1% a la madre, en el 4,1% la obtuvo el padre, en el 37,5% fue compartida y en el 0,4% se otorgó a otras instituciones o familiares.
En el caso de Lourdes, cuando se divorció en 2007, se le otorgó la custodia completa. “La custodia completa tiene sus más y sus menos. Quedarme con mis hijos supuso un apoyo para mí, pero también es mucha responsabilidad porque en realidad los educas tú sola. No tienes un apoyo del padre ni compartes los miedos. Haces de madre y de padre. Es una responsabilidad mucho mayor porque estás tú sola ante el peligro. Sinceramente hubiera preferido una custodia compartida por la felicidad de mis hijos”, argumenta Lourdes.
En cualquier caso, la igualdad en el proceso de criar a un hijo sigue siendo inexistente. “Quiero pensar que los roles de género en la crianza están cambiando, pero creo que la realidad no termina de arrancar. De manera inconsciente sí que seguimos con muchas cosas que están muy arraigadas. Es innato la manera de cuidar y de criar”, confiesa Elvira. Verónica añade que los padres cada vez se involucran más: “Un niño sigue siendo por lo general todo trabajo de madre, pero ahora los padres cada vez se involucran más”.
Marian Muñoz, Lourdes Tarrio, Xiomara Casillas, Verónica Guerrero y Elvira Veleda son muy distintas entre sí, pero les une una misma cuestión. Todas ellas son madres. Cada una de ellas ha demostrado su significado de la palabra maternidad, un significado que tal vez no se encuentre en ningún diccionario, un significado que tal vez la sociedad aún no está preparada para comprender, un significado que debería estar más igualado, un significado que se lleva tatuado en el corazón por y para siempre.
La maternidad a través de la historia
Hasta el periodo del Renacimiento la mujer era la responsable de proteger, cuidar, atender y educar a los hijos. Pero en esta época, el concepto cambia y la sociedad empieza a desarrollar la idea de que la mujer embarazada debe cuidarse para proteger a su hijo, sin embargo, en esta ocasión, se consideraba que esto no era únicamente responsabilidad de la madre, sino también del padre, el cual se debía mostrar atento ante las necesidades y cuidados de su pareja y el bebé, así también debía evitarles preocupaciones y trabajos a las futuras madres. Pero, también se consideraba que la libertad y la sexualidad femenina estaban únicamente dirigidas hacia la maternidad. En el Renacimiento la mayor responsabilidad del cuidado de los hijos o hijas seguía recayendo en las mujeres.
En la Segunda Revolución Industrial se comenzó a dar una mayor aceptación por parte de la sociedad para que las mujeres comenzaran a trabajar fuera del hogar, siempre y cuando fuera necesario, con lo cual obtuvieron nuevas tareas y responsabilidades. El hecho de que las mujeres comenzaran a experimentar cambios en las tareas que realizaban provocó también cambios con respecto a la maternidad. No tenían tanto tiempo para atender a sus hijos. La inserción en el mundo laboral de las mujeres no fue bien vista. Además de cobrar sueldos menores a los que cobraban los hombres, fueron juzgadas por “abandonar” a sus hijos, además de ser acusadas de poner en peligro su salud provocándose abortos o partos prematuros. En este punto fue muy importante la actuación de los grupos comunistas, quienes defendieron a las mujeres proponiendo una normativa laboral que protegiera a las mujeres como madres. Este hecho hizo posible que en la actualidad las madres cuenten con leyes que las respalden en su trabajo y permitan también la protección de estas y de sus hijos.
En la actualidad la sociedad está intentando dejar todos estos roles atrás. Que la mujer no sea solo una madre o una futura madre, que no sienta la presión de serlo, que no sirva solo para eso.