Carta al poeta cabrero: Queridísimo Miguel, seguimos comiendo cebolla

Miguel Hernández

Miguel Hernández murió en la cárcel un 28 de marzo de 1942, con los ojos abiertos, sin poder ser velado por su familia, tras ser conmutada su pena de muerte por 30 años de prisión

Queridísimo Miguel, 

Faltas desde hace ya 79 años. Nos faltas; nos robaron a Miguel. Eras nuestro y nos robaron. Es verdad que no te metieron dos tiros en la nuca, aunque tú, estoy seguro, a veces, los sentías ahí detrás. Estoy seguro, Miguel. Estuviste preso, encerrado en un lugar oscuro, desde mayo del 39 hasta que, sin cerrar los ojos, te entregaron a tu “queridísima y nunca olvidada Josefinita”, el amor de tu vida. Se llamaba Josefa Manresa, pero tú preferías Josefinita.

Dicen que ni ella pudo velarte mientras aún reposabas sobre la tierra porque las tapias estaban ocupadas por republicanos que miraban al frente, por disidentes que hubieran dado la vida por tus versos, por niños con fusil, cazados, por jóvenes revolucionarios y viejos defendiendo su tierra. Dicen que nadie te pudo velar, ni siquiera Josefinita, porque mientras tú yacías con los ojos abiertos, ya muerto de enfermedad y de cárcel, y de falta de libertad, otros caían de rodillas. 

Miguel Hernández con Josefina Manresa en Jaén, en marzo de 1937. Centro Cervantes.

“Queridísima y nunca olvidada Josefinita”

Nos faltas hoy, Miguel, como ayer nos faltaste, como mañana nos faltarás. 

Tú naciste para poner el cuerpo. Nos contaste cómo los niños nacían para poner el suyo y caer, sin haber aprendido a andar. Nos dijiste, Miguel, cómo España no era tierra para el paria. 

«Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros”
(Miguel Hernández, El niño yuntero)

Te quisieron, Miguel, usar, vaciar, dejar como sarcófago, como escaparate de plástico. Quisieron apartarnos de tu vida, de tu circunstancia, de tu lucha. Tu te la jugaste por la libertad, pero también luchaste contra el hambre. Hambre y libertad son, en ocasiones, conceptos sinónimos. (¡Ay, cómo nos faltas!).

Imagen sin fechar.

Miguel, nos faltas

Miguel, nos faltas. No puedo no repetírtelo en esta carta que no leerás.

Militabas en el Partido Comunista, dicen. Hay un cartón por ahí que lo atestigua. ¿Y qué si no es así, Miguel? Tu luchabas como ninguno. Pusiste el cuerpo, pusiste tu libertad, el hambre de tus hijos, el amor de Josefinita. Dijo la misma Josefina, años después que tú no tuviste un carné del partido. Que tu fuiste como voluntario miliciano:  «En un principio se dedicó a abrir zanjas. Pero al poco tiempo la Casa de Cultura de Valencia le reclamó para que se dedicara a escribir poesías que animaran a los soldados. En cierta ocasión le pegaron un tiro rozándole la chaqueta de pana por la altura del hombro. El siempre tenía esperanza de que ganaría el bando republicano»

En el frente republicano.

También hay un acta policial que pretende deslegitimar tu recorrido vital, la lucha de todo un pueblo. Pero a ti te encerraron por poeta, por libre, por hambriento.

Acta policial de Miguel Hernández, informe del alcalde de Orihuela.

Fue el mismito Lenin quien nos advirtió. Se apropiaron de ti, de una figura para el movimiento obrero, pero solo de ti como sarcófago, porque había ideas en ti que molestan aún hoy. Tú eras comunista. ¿Pero qué más da eso, Miguel? 

El poeta y soldado, Miguel Hernández (agachado) con otros milicianos, hacia 1937. HEREDEROS DE MIGUEL HERNÁNDEZ

Escribiste tú eso de “Ayer amaneció el pueblo / desnudo y sin qué comer, / y el día de hoy amanece / justamente aborrascado / y sangriento justamente. / En su mano los fusiles / leones quieren volverse: / para acabar con las fieras / que lo han sido tantas veces”. Claro, claro que lo escribiste, Miguel.

Pena que se pide: MUERTE

¿Leiste tu condena, Miguel? ¿Te dieron la opción? La sentencia decía: “Adhesión a la rebelión militar, con las agravantes de perversidad y trascendencia de los hechos cometidos. Pena que se pide: MUERTE”. ¿Rebelión militar?  ¡Fueron ellos quienes se rebelaron! ¡Fueron ellos quienes se levantaron contra la democracia republicana! Dicen que unos buenos amigos te ayudaron a conmutar la muerte.

Te lo cambiaron por años de cárcel, el tifus, el frío, la tuberculosis, un hijo muerto y la falta de la Josefinita cerca. Creo que, en algún momento, hubieras preferido la muerte. ¡30 años de cárcel! ¿Por qué? No obstante, en otros, nos dejas de piedra: querías dar la vuelta a la España maltratada como si se tuvieras el mango de la sartén bien agarrado.

Josefa Manresa. Diputación de Jaén.

Manuel Ramón, tu hijo, murió sin cumplir el año. No debió ser así, no hay derecho. Ni cebolla ni pan para él, ni leche en Josefina para amamantarlo. No hubo más que sombra, Miguel.

«El hijo está en la sombra: de la sombra ha surtido,

y a su origen infunden los astros una siembra,

un zumo lácteo, un flujo de cálido latido,

que ha de obligar sus huesos al sueño y a la hembra».

(Miguel Hernández, Hijo de la luz y de la sombra)

No te diste por vencido. La cárcel y el musgo de las paredes no fueron suficientes. La luz que viste, que solo viste tú, fue el sustento de muchos. Sobre todo, de Josefinita.

«Con el amor a cuestas, dormidos y despiertos,

seguiremos besándonos en el hijo profundo.

Besándonos tú y yo se besan nuestros muertos,

se besan los primeros pobladores del mundo».

(Miguel Hernández, Hijo de la luz y de la sombra)

El poeta Miguel Hernández recita en la plaza de Ramón Sijé, quien fuera uno de sus mejores amigos desde la infancia y a quien dedicó su célebre poema ‘Elegía’, al morir este a los 22 años de edad. HEREDEROS DE MIGUEL HERNÁNDEZ

Nicho 1.009

Casi 80 años sin ti, Miguel. Y lo que nos faltas. Te sepultaron en el nicho 1.009 del cementerio de Alicante. Aunque tú, Miguel, eras de Orihuela y viviste con Josefina allí, allí fuisteis más que familia. 

Aleixandre en la tumba de Miguel Hernández
El poeta Vicente Aleixandre ante la tumba de Miguel Hernández. Aleixandre, premio Nobel de literatura en 1977, fue uno de los mejores amigos del poeta oriolano.

¿Te acuerdas de tu amigo, “queridísimo poeta”, Federico? Miguel, ya sabes su final. Le mandaron a paseo. Os habíais carteado. “Me acuerdo mucho de ti porque sé que sufres con esas gentes puercas que te rodean y me apeno de ver tu fuerza vital y luminosa encerrada en el corral y dándose topetazos por las paredes”, te decía Lorca en una carta. Tú aún eras feliz con tus animalitos y el pastoreo. Aunque leyendo tus poemas, no sé si se atrevieron a quitarte la plenitud. Solo te encerraron en un corral, no pudieron contigo del todo. 

Miguel Hernández saliendo del Congreso de Cultura
El poeta saliendo del Congreso de Escritores de Valencia en 1937. WALTER REUTER, PERTENECIENTE AL FONDO GUILLERMO FERNÁNDEZ ZÚÑIGA. (DE ROGELIO SÁNCHEZ VERDASCO)

«Hambre y cebolla / hielo negro y escarcha / grande y redonda. / En la cuna del hambre / mi niño estaba. / Con sangre de cebolla / se amamantaba. / Pero tu sangre / escarchaba de azúcar, / cebolla y hambre.»

Carteo

Te carteaste con media España, ¿cómo no iba a dirigirme yo a ti de esta manera? Con media España: con Federico, con Vicente Aleixandre, con tu familia, con José María de Cossío, con tu amigo Esteban, con el otro poeta, Carlos Fenoll, con Ramón Sijé, con sus padres, con Pablo Neruda, con Juan Ramón Jiménez, con Luis Rosales, con el director de ABC.

A este último le decías: “Me atrevo a enviar ese poema con esperanza de que lo hará público en las páginas que usted dirige (…). No le exijo remuneración por mis versos, sólo que si usted cree que merezco gratificación, y me la envía no se la desdeñaré, porque sencillamente soy todo lo pobre que se puede imaginar y un poquito más”

Eras pobrísimo. Todo lo pobre que uno puedo ser en 1934, dejando el pastoreo y yéndose a la aventura a Madrid. El poeta cabrero, te decían.

Miguel Hernández
Archivo municipal Alicante.

La codena eterna

¿Sabes que sigues condenado, Miguel? El Tribunal Supremo no declaró su nulidad en una revisión de la Sala de los Militar del mismo. Si la vio injusta. ¡Faltaría más! Pero no la anularon. Esto ocurrió en 2011. En 2020 el Tribuna Constitucional no admitió a trámite el recurso en el que se pedía «la inconstitucionalidad» de la resolución del Tribunal Supremo. Sigues condenado a 30 años de cárcel. Les falta desenterrarte para que los cumplas.

No se quiere cerrar ninguna herida, no se quiere negar ninguna bala, no se quiere renegar de la sombra. 

Hasta la próxima, Miguel. 

Nos acordamos mucho, no olvidamos nada.