Un artículo de Asier Cosgaya
Las cifras que llegan a diario sobre el coronavirus y su letalidad son desoladoras. No obstante, es de recibo compararlas con las de otras enfermedades o, incluso, con las de otras pandemias.
Los datos sobre el coronavirus se actualizan a diario. Ahora, además de deprimirnos, existe el debate sobre su contabilización. Hoy, 21 de abril, según la OMS, los fallecidos a nivel global ascienden a los 170.000 personas, de las que más de 21.000 corresponden a España. Los números acerca de los contagios asustan todavía más: 2,5 millones de personas han sido infectadas a nivel global, de nuevo, según la OMS. Las cifras del coronavirus asustan, está claro. Ahora bien, ¿nos hemos parado a observarlas en su contexto?
Muy lejos quedan aquellos mensajes equiparando el COVID-19 con una “gripe más”. En 2018, según el INE, algo menos de 2000 individuos fallecían a causa de cualquier tipo de gripe; en 2019 eran alrededor de 1200 personas. Muchísimas menos que por culpa de la pandemia que sufrimos actualmente (21.000 hasta el 21 de abril). No obstante, la polémica sobre las cuentas de víctimas no es exclusiva de ésta última. Y es que una de las observaciones de Emerging Infectous Diseases, un estudio realizado por el Consorcio de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) fueron que la cifra real de fallecidos por gripe en un año normal podía triplicar la estadística.
A nivel global, la OMS estima entre 250.000 y 500.000 defunciones anuales por culpa de la gripe (actualmente por coronavirus se han contabilizado–polémicamente- 170.000). ¿Una gran diferencia entre ambas? Por supuesto, la vacuna. Datos ofrecidos por la Comisión Europea calculan que “en la Unión Europea, la vacunación contra la gripe estacional evita por sí sola hasta 37.000 muertes cada año”.
Las cifras de otras enfermedades
Una vez comprendida la perenne complicación en la contabilidad de víctimas de una enfermedad como es la gripe, resulta interesante observar los datos de otras enfermedades. A este respecto, el INE publica datos anuales sobre las defunciones en España. En 2018 fallecieron un total de 428.000 personas. De ellas, por ejemplo, 1900 lo hicieron en accidentes de tráfico o 275 debido a homicidios. En relación con diferentes enfermedades, como hemos comentado algo, se contabilizaron oficialmente alrededor de 2000 víctimas de la gripe. Los datos que asustan de verdad son los relativos a cánceres o enfermedades “del corazón”.
112.000 personas murieron en España en 2018 a causa de diferentes tipos de tumores y 120.000 lo hicieron por algún tipo de enfermedad del sistema circulatorio.
112.000 personas murieron en España en 2018 a causa de diferentes tipos de tumores y 120.000 lo hicieron por algún tipo de enfermedad del sistema circulatorio (infartos de miocardio, insuficiencias cardiacas, etc.). Ciertamente, son datos que sobrecogen. Pero, para nuestro caso, relativizan un poco las dolorosas cifras que recibimos en las noticias. Es evidente que la características de unos casos y otros los hacen difícilmente comparables, pero no sobra un marco numérico en el que contextualizar los datos.
Otras pandemias: la cruenta gripe de 1918
Con un objetivo similar al de este artículo, otro tema que se ha puesto de moda es el de la pandemia de gripe de 1918 –conocida como “gripe española”-. El mundo era muy diferente entonces: la primera guerra mundial estaba teniendo lugar y España, neutral en aquella contienda, todavía rondaba el 50% de analfabetos entre su población (formada por un total de unos 20 millones de ciudadanos). Lo que no ha cambiado es el apellido del jefe de Estado en nuestro país. Además, en aquel caso, Alfonso XIII llegó a sufrir la enfermedad en primera persona.
Observando las cifras, a uno le entran escalofríos. De acuerdo con las cifras oficiales, la gripe mató en España a 147.114 personas en 1918, a 21.245 en 1919 y a 17.825 en 1920. Sí, la enfermedad causó estragos en el país durante 3 años. Este larguísimo periodo de pandemia estuvo dividido en varias etapas. Las primeras noticias sobre la gripe en España se leyeron a finales de la primavera del 18, en verano el nivel de contagios se redujo y en otoño aumentó drásticamente. A nivel global, durante el año anterior los afectados por gripe ya habían aumentado considerablemente en los campamentos militares de Estados Unidos, que no detuvo los envíos de tropas a Europa.
La pandemia de la gripe de 1918 duró 3 años y causó, se estima, entre 50 y 100 millones de víctimas mortales.
Esta cronología –con diferentes picos- advierte sobre la complicación a la hora de superar una situación del estilo. Eso sí, la virulencia de la enfermedad fue reduciéndose cada año, hasta mostrar sus últimos efectos en 1920. Las estimaciones actuales calculan entre 50 y 100 millones de víctimas a nivel mundial, de las que 25 millones pudieron haber perdido la vida en las primeras 25 semanas de pandemia. A escala demográfica, ésa fue la crisis sanitaria más grave de la humanidad. Por encima, incluso, de la peste, que causó un número de víctimas mucho mayor porcentualmente pero menor en términos absolutos.
Aprender del pasado
No obstante, estas comparaciones históricas, más que para relativizar los datos y aprender del pasado, tienen el sentido justo. Por suerte, la ciencia y la sanidad han mejorado considerablemente, y en ellos está la esperanza para que la pandemia del coronavirus ocupe el menor número de líneas posible en el libro de tragedias de la historia de la humanidad.