Educación sexual: follar con empatía

Educación sexual

Y tú, ¿a qué edad te masturbaste por primera vez? ¿utilizaste pornografía? Y si la consumiste, ¿has seguido haciéndolo? ¿El porno es una referencia en tus relaciones? Reflexiona brevemente si lo que sabes lo has aprendido por práctica, por ver actores en internet o por un minicurso de dos horas cada dos años en el instituto. Y lo más importante, si la educación que has recibido (si es que la has recibido) ha sido la adecuada. 

Son los hombres los que consumen porno mayoritariamente (un 87%), aunque en los últimos cinco años ha aumentado en un 20% el acceso por parte de las mujeres. La primera visualización se suele producir a los ocho años porque «el porno se cuela en Internet», según un estudio de la Red Jóvenes e Inclusión Social. La iniciación precoz en el consumo de pornografía es preocupante como difícil de paliar. Y por qué no decirlo, esto está directamente relacionado con el aumento de los casos de violación. Una pornografía que lo que está haciendo es “erotizar la violencia sexual”. 

Los niños consumen pornografía de forma precoz.

La falta de educación sexual entre los jóvenes es evidente. La mayoría de dudas se acaban consultando con los amigos o en Google. Los padres tienen poca injerencia en estos asuntos por el mal trago que puede suponer a un adolescente consultar ciertas dudas a sus progenitores, y en muchos de los casos tampoco estos están muy dispuestos a hablar. 

La enseñanza que se imparte en los institutos tampoco es muy satisfactoria. No pondremos en duda la importancia de saber usar preservativos, las enfermedades de transmisión sexual y la protección en general. Más cuando las infecciones por transmisión sexual crecen cada año exponencialmente. Pero nos hemos quedado atrás, una de las claves que falla en la juventud es el respeto y la comunicación, temas que no se tratan en estas charlas. Seguir el modelo que nos vende la pornografía deriva en un tipo de relación marcada: se silencia el deseo femenino y todo empieza y acaba con la erección masculina. 

Una sociedad hipersexualizada y la cosificación de la mujer son dos de los factores clave en la deshumanización de las relaciones sexuales. Esto se traduce en ver el sexo y el afecto como cosas independientes: que los hombres pueden poseer a la mujer que quieren cuando lo desean, que las mujeres están dispuestas a tener sexo en todo momento, que las mujeres deben responder las demandas del hombre, o que el sexo con violencia es algo normal. Sin ir más lejos, la arcada que es una reacción fisiológica negativa, se ha erotizado y sexualizado. Ya saben, si no hay arcada, no hay mamada. Sin lugar a dudas, la pornografía está debilitando la capacidad de muchos jóvenes para poder desarrollar una vida afectivo-sexual saludable. 

“Es más fácil desnudarnos y mantener relaciones genitales íntimas, que comunicarnos emocionalmente”, señala Verónica Huerto Pascual, psicóloga y sexóloga. 

Tenemos miedo (o vergüenza) a decir a nuestra pareja o ligue que nos gusta esto o lo otro, si lo estamos haciendo bien o qué sí y no queremos hacer. No hablamos, mejor nos conformamos. Después, que si este o esta folla bien o mal, que si yo no quería hacerlo pero a él le gusta, y claro, no quiero dar mala impresión. Por lo tanto, si ya tenemos una teoría deficiente y no somos capaces de corregirnos en la práctica, entramos en un bucle de desconocimiento e insatisfacción. 

La comunicación obstáculo principal en las relaciones.

Lo primordial es recibir una educación sexual basada en valores y no restringida a un solo modelo sexual. Que salgamos de los estereotipos y cánones establecidos para abarcar una mayor diversidad. Mientras seamos alumnos de la pornografía salvaje heteropatriarcal y del desconocimiento, seremos incapaces de ser dueños de nuestra sexualidad, atrapados en cuerpos de mujeres con dificultades para tener un orgasmo u hombres eyaculadores precoces. 

A partir de aquí todo queda en tus manos, seguir anclado en la ranciedad que transmite el porno descontrolado, el miedo a hablar y el desconocimiento; o deconstruir la realidad distorsionada, machista y violenta que te han inculcado desde que eres un niñx para evolucionar hacia un modelo de relaciones empáticas, respetuosas y exenta de tabúes

Folla, pero folla con empatía.