Desde que comenzó la pandemia del COVID-19 han fallecido más de 60.000 personas, pero esta cifra no supone un motivo de peso para los conocidos como “negacionistas”
Sara Intxaurtieta y María Gutiérrez
“Cuando yo uso una palabra, esa palabra quiere decir lo que yo quiero que diga”, escribía Lewis Carroll en el célebre relato Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas. Las palabras a lo largo de la historia nos han enseñado que no son arbitrarias, sino que conllevan gran carga semántica e ideológica por parte de quien las acuña. Negacionistas o ciudadanos libres; mascarilla o bozal, antivacunas o personas críticas; confinamiento o encierro… Desde una perspectiva carrolliana y a raíz de la pandemia causada por el COVID-19 los términos anteriores confirman la división de la población entre los que en nombre de la libertad ponen en peligro a la población y los que actúan con cautela en nombre de la libertad.
Pablo Benítez es así, un ciudadano libre en el sentido carrolliano de la palabra, pero él no se identifica como un negacionista. Trabaja como tatuador autónomo, tiene 25 años y últimamente ha obtenido gran protagonismo en Instagram dadas sus opiniones acerca del COVID-19. Sorprende el análisis que realiza de toda la situación actual, es una persona joven, de alguna manera u otra el sector del tatuaje se ha visto repercutido por la situación actual, no obstante, sus pensamientos son claros: “Le otorgo a esta enfermedad la importancia que se merece, ninguna; aunque admito que si me hubiese afectado a mí o a alguno de mis familiares seguramente mi visión de la actualidad sería totalmente contraria”.
Etiquetas indiscriminadas
“El término ´negacionista´ ha nacido a raíz de los medios de comunicación y me preocupa bastante el uso inadecuado que se hace de este neologismo generalista. Recordemos que antes de que las televisiones emplearon este vocablo nadie iba señalando al vecino por la calle. Nos están arrebatando la libertad”, protesta Pablo. Quizá cualquier persona podría pensar que Benítez vive en otro mundo, que no entienden cómo piensa así o incluso caer en el pensamiento de que, por ser joven, es inconsciente. Es probable que la opinión de Pablo no sea impactante a priori, es el pensamiento de un ciudadano de a pie, pero… existen expertos en el área de la salud y la biología que ven con sus mismos ojos la crisis del COVID-19.
En agosto del 2020 salía a la luz mediante diferentes medios de comunicación un polémico informe emitido por el decano del Colegio de Biólogos de Euskadi, Jon Ander Etxebarria Garate. ¿A causa de qué tanto revuelo? Lo cierto es que se atrevió a poner en entredicho las medidas sanitarias y gubernamentales existentes actualmente, tal fue así que el propio Colegio de Biólogos de Euskadi se desmarcó totalmente de este comunicado. Entre las afirmaciones ofrecidas por Etxebarria, criticó el uso de mascarillas y la capacidad de los asintomáticos para contagiar. Respecto a los asintomáticos, el informe versaba de tal manera: “Se puede dar a equívoco la utilización del término asintomático con el de presintomático. El primero está en la total normalidad de salud, por lo que no tiene la enfermedad y, por tanto, no contagia. […] Es decir, el primero no contagia, el segundo muy difícilmente contagia”.
“Desde el principio de la pandemia descarté en su totalidad los confinamientos, el uso de las mascarillas, las PCR… Actualmente continuamos con esas medidas restrictivas y el abandono de la medicina familiar, el primer filtro sanitario para cualquier enfermedad de tipo respiratorio y estacional”, explica Jon Ander en una entrevista. Al reconocido biólogo no le tembló el pulso al declarar este tipo de afirmaciones en su informe, el cual a día de hoy continúa circulando por redes sociales. En dicho documento se afirma que, en países como Bélgica, España o Reino Unido, los cuales han establecido confinamientos de larga duración, la tasa de mortalidad es mayor por cada 100.000 habitantes; no obstante, Etxebarria nunca aportó pruebas que validasen estas hipótesis. “Respecto a las mascarillas, solo son útiles en aquellas personas que padecen una patología previa, y en el caso de los confinamientos a la vista está que Alemania alcanzó una tasa de mortalidad de 519% más en comparación con Suecia, con un 107%, país en el cual no se impuso ninguna restricción severa. Restringimos nuestra libertad para nada”, detalla.
A este respecto, si algo tienen en común Benítez y Etxebarria, es que ambos encajan en el perfil de “negacionista” que se ofrece en los medios de comunicación, de hecho, más de una vez ambos han sido tildados de ello, pero no se identifican con el propio término. Jon Ander no se ve a sí mismo como un negacionista, sino como un científico con espíritu crítico. Además, considera que mientras él puede pecar de “negacionista”, el resto de sanitarios pecan de “afirmacionistas”.
“Un negacionista es aquel que lucha por la recuperaciónde nuestros derechos fundamentales y las libertades, que bajo el pretexto de una emergencia sanitaria nos han sido arrebatados, así como el derecho de reunión y sobre todo al trabajo”, esta es la definición de negacionista según la plataforma Humanos Conscientes. Covadonga Fernández Maiztegi, Subdirectora Médica del Hospital de Cruces difiere de la anterior definición de ‘negacionista’. La profesional sanitaria vincula el término a personas que tratan de buscar explicaciones alternativas a las que recibimos por parte de los expertos y de los organismos oficiales. “En general los negacionistas son personas que sin ser especialistas en el tema contradicen los razonamientos de los expertos por miedo o desconocimiento”, aclara Fernández Maiztegi. Es complicado sentirse totalmente identificado con el vocablo, pero puede observarse que todos ellos coinciden en algo: la lucha por la recuperación de la libertad.
Ciudadanos por la verdad
Llega noviembre a Bilbao, y, a su vez, el otoño. A través de insólitas performances frente a la sede de EiTB en Bilbao, centenares de personas se manifestaron en contra de las medidas del COVID-19 sin respetar la distancia social, ni ninguna otra norma preventiva. La protesta, en la que fueron sancionadas trece personas por no llevar mascarilla e incumplir las medidas sanitarias, fue grabada en vídeo y compartida en redes sociales por la asociación negacionista ‘Micelio Universal’ a través de su canal de YouTube, ‘Bizitza Micelio Universal’. La entidad que convocó la manifestación, ‘Osasuna eta Eskubideak’ publica con asiduidad en su página de Facebook imágenes de sus iniciativas y manifestaciones a la par que promociona charlas y debates científicos respaldados por otras asociaciones negacionistas de Bizkaia como Koroa Biluzik.
Otro de los denominadores comunes entre los negacionistas es el rechazo a la cobertura mediática de una pandemia cuya existencia rechazan. Creado en noviembre de 2020, Independentea es un medio digital negacionista publicado exclusivamente en euskera que cuenta con 65 autores con perfiles muy diversos: Desde perfiles más rigurosos como catedráticos de Filosofía y doctores en Bioquímica hasta los más místicos como terapeutas florales y estudiosos orientales. Las publicaciones de este medio son en su gran mayoría noticias y artículos en los que escasean los datos contrastados y abundan las opiniones. El 21 de diciembre de 2020 el medio digital publicó un artículo titulado ‘Los medios, los escultores de la realidad’. El autor del artículo, Mikel Aginagalde, hace una analogía entre la cobertura de los medios sobre el COVID-19 y la alarma social que provocó Orson Welles cuando en 1938 informó a través de la radio de una supuesta invasión alienígena: “El coronavirus ha sido una historia basada en el miedo y el apocalipsis que nos ha vendido en todo momento, desde hace nueve meses hasta la actualidad. Cualquiera que haya cuestionado esta realidad ha sido señalado como ultraderechista, conspirador o mago.
Generación “Playstation”
“La pandemia ha sido un golpe del 1% contra el 99%, es decir, la minoría de la población que concentra la riqueza contra el resto de la sociedad”, afirma el licenciado en Bellas Artes, Julen Morales. A pesar de que el joven de 27 años asegura que no se informa a través de ninguna fuente negacionista las teorías que él elabora a partir de las noticias que ha podido ver en los medios de comunicación, informaciones que según él son su mayor fuente de desconfianza hacia las vacunas y hacia el origen de la crisis sanitaria. Mientras responde a las preguntas Julen enciende un cigarro no sin alejarse unos pocos metros por precaución: “Intento respetar todas las medidas porque soy consciente de que el virus existe. Sin embargo, los gobiernos y los medios de comunicación nos están ocultando gran parte de la realidad”. A pesar de no identificarse con la etiqueta de negacionista, Julen afirma haber sido tildado de conspiranoico sobre todo por parte de personas de edad avanzada que “carecen de espíritu crítico y asumen cualquier mensaje gubernamental”.
Entre todas estas teorías sin ningún soporte científico apoyadas por biólogos como Jon Ander Etxeberria y celebridades como Miguel Bosé y Victoria Abril, los sanitarios se encuentran abatidos ante unas cifras de contagios de las que la sociedad no es consciente. Es el caso de profesionales como el cardiólogo del Hospital de Cruces y profesor de la UPV/EHU David Rodrigo, que explica cómo aquellos pacientes negacionistas con los que ha tratado cambian su actitud de forma radical en el momento en el que el problema “les toca de cerca”. “Habrá estudiado en Hogwarts con Harry Potter”, ironiza el sanitario al mencionar el caso de Jon Ander Etxeberria. En la misma línea, Rodrigo asocia el negacionismo con la soberbia propia de algunos jóvenes de la “generación Playstation” que se creen dueños de la verdad absoluta y no aceptan otra visión que no sea la suya.
¿Peligrosos o incomprendidos?
Ahora mismo el país está dividido por el poder la palabra, por el poder de una sola palabra con gran carga. Existen personas que presumen incluso de ser negacionistas, otros que pese a encajar en el perfil no se sienten identificados. Para la población que queda englobada por el término, aquellos que temen al virus están siendo manipulados por los medios de comunicación. Aquellos que cumplen las restricciones, no hacen más que privarse de libertades sin ser capaces de encararse con los altos mandos del gobierno.
“Curiosamente solo conozco a gente o con un miedo tremendo cuya opinión coincide con la oficial, o a gente -algunos más- que piensa que esta crisis es la excusa perfecta para restarnos libertades y ganar más control sobre los ciudadanos. Sin grises intermedios. Los primeros piensan que soy un inconsciente y los segundos no”, declaraba Pablo para despedirse. Para ellos el miedo y el control son la mayor enfermedad actualmente. Si piensas diferente a la masa eres el raro, el loco, el irresponsable. Ahora bien, ¿estas personas suponen un riesgo real para la población o deben ser escuchados como cualquier otro ciudadano?