Seis años del ‘deshielo cubano’

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Nahia Peciña

Este 17 de diciembre se cumplen seis años desde que Barack Obama desde Washington (EE.UU.) y Raúl Castro desde La Habana (Cuba) anunciaron al mundo que, tras una  conversación telefónica que mantuvieron el día anterior entre los dos líderes, decidieron restablecer relaciones diplomáticas después de más de 50 años de Guerra Fría entre ambos países. 

Es en este momento es cuando comienza el proceso conocido como ‘deshielo cubano’, es decir, la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Sin embargo, con cada uno de los diferentes presidentes estadounidenses que llegan al poder, la isla cubana sufre un sinfín de cambios en las medidas para el restablecimiento de relaciones diplomáticas. ¿Es una mentira el ‘deshielo cubano’?

Restablecimiento de relaciones  

Desde el mismo momento en el que entran en vigor las medidas  anunciadas por Barack Obama, el 17 de enero de 2015, se producen cambios muy importantes para ambos  países, pero sobre todo para Cuba. Una de las primeras medidas aceptadas, se produce el 29 de mayo, día en el que Cuba  queda excluida de la lista de países patrocinadores del terrorismo. Esto supondrá  uno de los grandes cambios claves, y servirá sobre todo para retomar las relaciones  comerciales. Menos de dos meses después, el 20 de julio de 2015, se inaugura la  embajada cubana en Washington, con lo que se restablecen oficialmente las relaciones  diplomáticas bilaterales.  

Otra de las medidas claves en el restablecimiento de relaciones sucede el 12 de enero de  2016, cuando durante el discurso sobre el Estado de la Unión, el presidente Obama pide eliminar el bloqueo a Cuba. Esto se acaba haciendo realidad cuando el 26 de octubre,  Estados Unidos se abstiene por primera vez en la votación de una resolución de la  Asamblea General de la ONU, que desde 1992 condena el bloqueo estadounidense a  Cuba. Por otro lado, una de las acciones que hará que la economía del país mejore ocurre ese  mismo 2016, cuando Estados Unidos autoriza realizar viajes individuales a Cuba con fines  educativos, y llegan los primeros cruceros y vuelos a la Habana en más de medio siglo. 

La paz finaliza con Trump

Desde el momento en el que Trump pisó la Casa Blanca, todas las decisiones tomadas por su predecesor se fueron a pique. El presidente en funciones americano estrenó su mandato derogando la anterior directiva presidencial de Barack Obama,  con un nuevo memorándum de política hacia Cuba. Durante el resto de 2017, el  entonces inquilino de la Casa Blanca, no hizo más que fortalecer la aplicación de la política  de bloqueo. Adiós al ‘deshielo cubano’

El primer movimiento que realizó Donald Trump en lo que sería el  comienzo del fin, ocurrió el 12 de enero, día en el que se firma en la capital de la isla un  nuevo acuerdo migratorio con el que se pone fin a la política de ‘pies secos-pies mojados’ que devolvía a los emigrantes ilegales cubanos detenidos en alta mar, pero les permitía entrar a Estados Unidos por tierra. 

Enfriamiento del ‘deshielo cubano’

El escándalo de los «ataques sónicos” que empieza en el mes de agosto, sirve como  pretexto para cerrar la embajada estadounidense en La Habana. Tal y como se anunció  en marzo de 2018, este cierre supuso que los ciudadanos de Cuba tuvieran que viajar a  terceros países, como a Georgetown en Guyana, para tramitar las visas de inmigración.  Por otro lado, en junio de 2019 se anunció otra de las restricciones que más daño supuso  para el pueblo cubano, la prohibición de la llegada de cruceros a Cuba como parte de  un nuevo paquete de restricciones a los viajes a la isla. Se trató de una medida que  desequilibró gran parte de la base económica del país.  

El gobierno de Trump justificó esta decisión responsabilizando al régimen cubano “por su  interferencia en Venezuela y su papel directo en la crisis liderada por Nicolás Maduro”.  Asimismo, desde Washington añadían que Cuba, con su apoyo a Maduro, contribuía a  crear «un desastre humanitario que desestabilizaba la región”. 

Desde el gobierno de la isla, perplejos con esta restricción, consideraron que con esa nueva “sanción”, Washington pretendía «asfixiar la economía y dañar el nivel de vida de los cubanos para arrancarnos concesiones políticas», publicaba Bruno Rodríguez en Twitter, canciller del país. 

Último año de Trump: menos ‘deshielo cubano’

La crisis mundial vivida por la COVID

-19 no dejó a ningún país al margen y Cuba no iba a  ser menos. Durante uno de los momentos más críticos de la pandemia, en el mes de  abril, la isla no pudo adquirir respiradores pulmonares para los enfermos de la COVID-19. Esto sucedió ya que la compañía Vyaire Medical Inc, compañía procedente del  país que suspendió las relaciones comerciales con la isla, adquirió las empresas suizas  IMT Medial AG y Acutronic, que eran los suministradores habituales. Para Cuba supuso un golpe muy duro, y sobre todo para sus enfermos.  

Otro de los acontecimientos más notable en el 2020, ocurrió el 30 de abril, cuando un  cubano-estadounidense disparó con un fusil automático contra la sede de la embajada de Cuba en Washington. La Habana acusó al Gobierno estadounidense de «silencio  cómplice» y «negligencia criminal» por no haber evitado la agresión. 

Pero todas las decisiones mencionadas anteriormente no son ni la mitad de las 132  medidas y sanciones que se tomaron durante el mandato de Trump. Lo que sí dejó claro  el actual presidente en funciones de EE.UU., es que con las restricciones impuestas quería echar por tierra todos los avances conseguidos después de más de medio siglo de  enemistad entre ambos países. ¿Dónde está el ‘deshielo cubano’?

¿Qué pasará con Biden?

Desde el momento en el que se supo que Joe Biden había ganado las elecciones, los  brindis comenzaron a resonar a lo largo de toda la isla. Esta nueva candidatura puede  suponer un salvavidas para sacar a la isla del pantano en el que se encuentra. Para Cuba, las elecciones de Estados Unidos suponen sobrevivir en el futuro, suponen revivir la frágil economía cubana, deteriorada por la política de presión compuesta por 132 medidas y sanciones.  

Pero el gobierno de Biden, que comenzará el 20 de enero, puede entrañar un arma de  doble filo para el gobierno cubano.  Por un lado, Biden prometió en campaña regresar a la política de acercamiento de  Obama, lo que supondría una política de compromiso activo con el país, la promoción del  comercio e inversiones, todo tipo de intercambios entre ambos Estados, el apoyo a la  inclusión de Cuba en los organismos internacionales, o el compromiso de levantar el  embargo que sufre la isla.  

“Seguiré políticas que reconozcan el ambiente de hoy, empezando con la eliminación de  las restricciones de Trump a las remesas y los viajes, las cuales perjudican al pueblo  cubano y mantiene a las familias separadas. También abordaré el atraso de más de  20,000 visas que ha aumentado bajo la administración Trump, exigiré la liberación de los  presos políticos y defenderé los derechos humanos en Cuba, tal como lo hice cuando era  vicepresidente”, explicó Biden durante una entrevista.  

Sin embargo, el gobierno cubano tiene en cuenta la otra cara de la moneda. Durante la  campaña, Biden reiteró que a cambio de darle a Cuba la salida de la asfixia económica que  vivía, exigiría la liberación de presos políticos y el respeto de libertades fundamentales a las que los cubanos no pueden acceder. Biden le tenderá la mano a Cuba, pero es de suponer que existan intereses económicos y electorales por detrás, sin embargo al gobierno cubano no le quedan muchas más opciones que aceptar las exigencias del país vecino. El ‘deshielo cubano’ nunca llegará. El ‘deshielo cubano’ es un mito.