Introducción, Jon Inarritu
Jon Inarritu García (Leioa, Bizkaia, 1979) es un político vasco, concretamente, hasta hoy, diputado de EH Bildu en el Congreso de los Diputados. Además de su intensa carrera política, -en un principio bajo Amaiur- es autor de algunas obras de arte en forma de tuits. A Toni Cantó se le ocurrió interpelar a Jon Inarritu con un “Nada como un buen proetarra para explicar la ‘realidad catalana’ en ese sumidero que es TV3”. El de UPyD, ahora de Ciudadanos, recibió un “Nada mejor que un buen actor haciendo el papel de un parlamentario analfabeto, histriónico y sin complejos. Felicidades por su trabajo” como postal de Navidad.
Jon Inarritu, por su estética -cuestión, por otra parte secundaria- formal, muchos rotulistas han caído en el error de sentenciar a Inarritu como senador o candidato del Partido Nacionalista Vasco (PNV). Defensor de los presos políticos catalanes y crítico con el Estado español, el senador es contundente: cree en la democracia de manera radical.
¿Se imagina al pueblo vasco enfrentándose al Estado español? ¿Dónde quedó la lucha vasca por el derecho a decidir?
No solo me lo imagino, sino que ese es el resumen de los dos últimos siglos de historia de nuestro país. En 200 años, no ha habido generación de vascos que no haya conocido la guerra, el conflicto, la represión y el exilio por un conflicto de naturaleza territorial. Tres cuartos de la ciudadanía vasca defiende que sean únicamente los y las vascas quienes decidamos nuestro futuro institucional. Dicho esto, es cierto que por razones de agenda política no parece que sea esta una prioridad para todos los partidos, pero estoy esperanzado en que los próximos años se pueda ejercer finalmente un referéndum en el cual la sociedad vasca decida qué futuro constitucional desea.
¿Qué opinión le merece que líderes políticos como Casado siembren el odio aludiendo a términos en euskera (que suponemos, desconoce) para descalificar a ciertos sectores sociales? Véase ‘Kale borroka catalana‘.
La criminalización del Euskara, sus hablantes, sus docentes, estudiantes, centros de estudio e incluso sus medios de comunicación, ha sido constante en las últimas décadas. Curiosamente, en la campaña represiva y de criminalización de la sociedad catalana, son habituales palabras en euskera y otras que en el pasado se utilizaban en el contexto de hechos violentos como: comandos, células, manual, acciones y todo tipo de términos policiales.
¿Qué tiene que decir a aquellos que le llaman “bilduetarra”?
Nada, como dice ese dicho castellano: “no hay mayor desprecio que no hacer aprecio”.
Con las elecciones a la vuelta de la esquina la pregunta es sencilla, ¿cree que el Estado español está preparado para un cambio?
Dicho esto, es una obviedad que el Estado tiene unas estructuras que son conservadoras y en muchos casos reaccionarias, que combaten activamente cualquier intento de modificación y eso destaca en sus poderes clásicos: legislativo, ejecutivo y judicial, pero además en una Monarquía que, en demasiadas ocasiones, actúa más allá de sus poderes constitucionales. Existe un Deep State dispuesto a actuar incluso haciendo uso de las cloacas del Estado, como se está dando a conocer en estos días.
Los medios de comunicación abren la mayoría de los informativos con VOX y el auge que está teniendo, dándoles mucha publicidad a situaciones y hechos, a veces, periodísticamente, insultantes para la profesión. ¿Cree que este auge viene provocado, indirectamente, por los medios de comunicación?
-Creo que esa formación ultra ha copiado la estrategia comunicativa de otras formaciones de extrema derecha occidentales. En esa estrategia está el uso de las redes sociales como trampolín a los medios clásicos. Es obvio que los medios están sobredimensionando el fenómeno, cayendo en muchos casos en sus trampas y difundiendo sus provocaciones, bulos y estigmatizaciones. Es curioso que se dé más eco a formaciones extra-parlamentarias que a otras con representación parlamentaria. No creo que el auge de la extrema derecha en el Estado o en occidente sea únicamente debido al eco que se les da, creo que la mayoría de medios no abordan el fenómeno con la responsabilidad que debería.
¿Cree realmente que VOX puede llegar al poder?
-Si se refiere al Estado español, no. A corto, medio plazo, no lo creo. Lo que sí veo es que esa formación ultra tiene la capacidad de incidir políticamente y poner encima de la mesa debates absurdos como propuestas para que la ciudadanía pueda portar armas o debates que intentan estigmatizar a colectivos como a la mujer, las personas migrantes o el colectivo LGTBI.
¿Qué habría que hacer para llevar a cabo una higiene democrática? ¿Rompimos con el pasado régimen o hay intereses en sustentar las instituciones del Franquismo?
-Creo que ha llegado el momento de acabar con el mito de la Transición ejemplar y pacífica. Por cierto, hay un excelente libro de la profesora Sophie Baby . La Transición fue la hoja de ruta del franquismo en la que para seguir gobernando e impune por su pasado diseñó un modelo de continuidad en un sistema democrático a condición de que siguiera la misma jefatura de Estado, los mismos militares, policías, jueces y las mismas grandes empresas y grandes medios de comunicación.
¿Cree que la izquierda española se ha contaminado?
-Primero habría que definir qué es la izquierda española. Si nos referimos a la izquierda institucional representada por el PSOE, por completo compra y vende el relato de que está contaminada. Respecto a formaciones como el mundo de Unidas Podemos, creo que tienen contradicciones que deberán gestionar y aclarar. Pero les veo como aliados para futuros cambios.
¿Podría definir en una palabra a cada líder político?
-¿Qué líderes?
¿Cómo está viviendo el juicio del Procés?
-Con interés, ya que, por un lado, están juzgando a personas que conozco y estimo y, por otro, porque me parece una auténtica barbaridad. Se está juzgando a todo un Gobierno y a dos representantes de la sociedad civil bajo un relato completamente falso, en el cual toda sentencia que no sea la absolución será una injusticia. Se está juzgando a representantes democráticos que siempre han defendido vías políticas y pacíficas.
Visto lo que ha ocurrido con los jóvenes de Alsasua, ¿Es más fácil considerar terrorismo ciertos actos si ocurren en “Euskal Herria”?
-Está claro que hay una doble vara de medir dependiendo de dónde se produzca un hecho presuntamente delictivo. Vemos hechos parecidos o muchísimo más graves ocurridos en cualquier otra zona del Estado, ni se juzgan en tribunales de excepción, ni se tipifican de esa manera, ni se condena a penas de cárcel. El caso Altsasu fue una pelea de bar en la que, afortunadamente, nadie resultó gravemente herido. El asunto es que, teniendo en cuenta que unos eran Guardias Civiles y otros jóvenes progresistas y abertzales, alguien decidió crear una causa de Estado y acusar a 8 jóvenes de terrorismo. Un sinsentido y un proceso judicial kafkiano. Estos jóvenes deben ser liberados.
¿Le parece adecuado que se homenajee a ex-miembros de ETA en lugares donde residen sus víctimas?
En la actualidad no se ha realizado ningún homenaje, se han realizado recibimientos a personas que han salido de prisión. Para la misma Audiencia Nacional esos recibimientos no son constitutivos de delito alguno. Lo que ocurre es que algunos grupos políticos y mediáticos intentan criminalizar la alegría de unos familiares y amigos. Por último, también creo que cualquier hecho, independientemente que no sea delito, si puede causar dolor a cualquier tipo de víctima, habrá que buscar las vías para que no lo produzcan.
¿EH Bildu tiene previsto condenar los crímenes de ETA?
EH Bildu y sus formaciones tienen un compromiso claro con los derechos humanos y de rechazo a cualquier tipo de violencia. Los debates críticos sobre el pasado, más allá de la terminología, creo que pueden ayudar a construir un presente y un futuro en positivo. Ahora bien, en la actualidad la batalla por el relato creo que no ayuda a abordar con sinceridad y de manera constructiva el sinfín de injusticias que se cometieron en nuestra sociedad.
Jon Inarritu