El silencio de los (demás) vascos

Un artículo de Joel Fernández, @joelfdez10

El navío Juan Carlos I, buque insignia de la Armada, atracaba el 22 de marzo en Getxo ante una firme repulsa política del consistorio vizcaíno, unánime de no ser por el grupo popular y ciudadano. El texto mostraba su “disconformidad con la presencia de buques de guerra en el municipio”.  A su vez, la organización Ongi Etorri Errefuxiatuak convocaba una concentración en contra de la presencia de la nao.

Al día siguiente, el inesperado éxito de la jornada de puertas abiertas ofrecida por la nave contrastaba lo manifestado por los representantes del municipio y otros tantos mandatarios: 7.500 personas conocían las entrañas del barco en su primera visita a un puerto vasco, récord de visitas al Juan Carlos I en un día con colas de dos kilómetros y esperas de cinco horas.

¿Tendría la misma acogida un partido de la selección española en San Mamés? Una silenciosa parte de la sociedad vasca parece haberse dado a conocer ante la sorpresa de dirigentes, bares –que se han quedado sin existencias- y los propios asistentes a la jornada, que de ninguna manera esperaban unos tiempos de espera tan elevados.

La armada, como parte de las Fuerzas Armadas españolas era, y sigue siendo, no hay más que leer el texto del ayuntamiento getxotarra,considerada por ciertas corrientes políticas como una institución malévola, opresora y enemiga de la libertad. Es sorprendente que esta opinión no parezca ser compartida por la marea de gente que se ha agolpado ante la dársena donde se anclaba el navío. Y seguro que entre ellos habrían cántabros o navarros, pero sin duda la gran mayoría de los asistentes eran vizcaínos. Una mayoría cuyo punto de vista no parece coincidir con la de un consistorio de un municipio vizcaíno como Getxo, supuesto representante del sentir de sus habitantes. La voz y ojos del pópulo parecen sordos y miopes.

¿Qué tienen que decir aquellos que hablan en nombre y representación del “pueblo vasco” ahora? ¿Se disculpará algún concejal? ¿O son ellos los que deciden qué quieren y qué no quieren los algortarras y demás vascos? Por no hablar del incoherente argumento basado en que el buque ha “matado a gente” –algo totalmente falso- de quienes siguen sin repugnar análogos actos pasados aupados desde su seno; de los que denuncian un gasto innecesario pero en su día pidieron más protección para los pesqueros vascos en las Seychelles; o de los que ostentan el mismo Ministerio del que forman parte almirante y tripulación.