OIHANA LÓPEZ
Un mundo donde la competencia entre mujeres está desbocada, y el estrés y la ansiedad puede llevar la salud a extremos insospechados. Entrevistamos a Sheyla Martín.
La cruel verdad tras el mundo del modelaje
Entrevistamos a Sheyla Martín. Mujer de 28 años que ha pasado más de diez años en el mundo del modelaje ante la cámara, llevando su cuerpo a límites extremos y peleando en un sector, que tras figuras delgadas y bellas, esconde una cruel realidad.
¿Cómo comenzó en el mundo del modelaje?
En un primer momento, quise ser actriz. Es mi sueño real. Al no poder ir por ese camino, decidí buscar una alternativa: el modelaje ante la cámara. Realmente fue una proposición de diferentes fotógrafos, que llegaron a mi perfil de Instagram y les gusté. Cada vez pasé a fotógrafos más y más importantes. Algunos trabajos se publicaron, otros no. A partir de entonces comencé a participar en diferentes cortometrajes, videoclips, digamos un cine pequeño.
Cuando ascendí en la escala y mi nombre comenzó a sonar en el mundillo, surgieron los problemas. Las mujeres del mundo comenzaron a verme como una rival. La amistad desapareció y yo en particular, tuve una mala experiencia con una de las chicas. Yo trabajaba con un fotógrafo y ella también. Intentaba que su sesión fuera de un nivel superior a la mía y a través de las redes sociales, comenzó a realizar comentarios negativos hacia mi persona. Otras mujeres se le sumaron y todo desembocó en bullying laboral.
¿Cómo diría que es el ambiente en este sector?
Malísimo. Nos afecta a todas. Cada una tiene su lucha, sus movidas. Cada una llama la atención de una manera, pero el mundillo del modelaje acaba afectando a todas, de una forma u otra. Que nadie me diga que no.
¿Por qué decidió desaparecer de sus redes sociales y abandonar su sueño?
Llegó a afectar muchísimo psicológicamente. Trabajo tras trabajo. Tantos proyectos que no me daban nada. Acepté trabajos que incluso perjudica mi imagen. Creí que ya estaba rozando el límite de mi bienestar mental. Y decidí irme. Irme de esa vida. Esa vida es como una planta a la que hay que mantener todos los días, y caí en la cuenta de que estaba cuidando a aquella planta, pero a mi no. Ese mundo estaba regado y a mí me faltaba agua. Cambié mi lista de prioridades.
¿Retomará algún día ese camino?
Si me vuelvo fuerte. Si consigo ser fuerte mentalmente… Creo que me queda un largo camino y si lo volvería a intentar. Pero teniendo las cosas claras, siendo una puta loca. Puede que sí lo intentaría, porque, al final, es mi sueño.
La enfermedad tras la belleza
La fibromialgia es una afección crónica que causa dolor en todo el cuerpo, fatiga y otros síntomas. Las personas con fibromialgia pueden ser más sensibles al dolor que aquellas que no la tienen. Esto se conoce como percepción anormal del dolor. Puede llegar a producir ansiedad y depresión.
¿Cuándo comenzó su enfermedad?
Yo creo que desde muy pequeña. No sabría a qué edad justamente pero desde pequeña. Cuando fui consciente de los problemas de mi casa, de mi vida, comencé a darme cuenta de que había algo que no cuadraba. A raíz de la fibromialgia, comencé a sufrir ansiedad, ataques de pánico. Con ello comenzó mis paseos por el médico, que durarán mucho más de lo que pensaba. A raíz de la ansiedad y de mi enfermedad crónica, comencé a desarrollar un trastorno de conducta alimentaria (apoyado también por las exigencias del mundo en el que trabajaba: un cuerpo perfecto, delgado, ligero). Fue allí cuando mi madre se percató de lo que ocurría y comencé a ir al psiquiatra.
Mi padre, sin embargo, pensaba que no tenía nada. Mi madre si veía el problema. No podía comer ni una salchicha. Vi que estaba haciendo sufrir a la gente que quería, y por ellas comencé a introducir comida en mi boca, a pesar de que la aborrecía. Masticaba y tragaba con odio. Solamente por ellas. Me hice fuerte y superé la anorexia.
La fibromialgia realmente fue diagnosticada hace ocho meses. Tuve un accidente de tráfico, muchos problemas en el trabajo, muchos dolores… Tenía muchos síntomas de la enfermedad, a pesar de mi desconocimiento. Afectó mucho a mi mundo laboral.
¿Cree que el estrés en el mundo del modelaje la acrecentó?
Totalmente. Creo que fue uno de los puntos fuertes, aparte de los anteriores comentados. Lo psicológico se fusionó con lo físico.
¿Cómo veía el vivir con fibromialgia y simultáneamente actuar ante la cámara?
Cuando me detectaron la enfermedad no volví a aceptar ningún trabajo. Estoy en la mierda. Tanto psicológicamente como físicamente. No puedo. No puedo estar siete horas haciendo una sesión de fotos. Pensar en cinco looks diferentes. Estresarme con cuantos likes que voy a tener. Cinco horas con la cara tensa para salir bien. Incluso, aunque mi pareja me ayude en todas las sesiones, yo ya no soy capaz.
¿Qué siente con esta enfermedad?
Siento que o mi vida van a ser continuos paseos por diferentes hospitales o que finalmente, acabaré muriendo muy joven. Se debería investigar más acerca de esta enfermedad. Es completamente desconocida. En Gasteiz comenzaron a investigar sobre ello, les dieron presupuesto y hallaron diferentes características que nos afectaban a todos los que poseíamos esta enfermedad. Sin embargo, les cerraron el grifo. La fibromialgia degenerativa. Comienzas a mezclar pastillas, cada vez más pastillas, cambias de ánimo, de pastillas, todo el rato es un cambio. Pasas de blanco a negro, de hormonas a no tenerlas. Eres un experimento. Acabas teniendo la vida de una persona mayor en cuanto a medicamentos y rutina. Hay días que no puedo levantarme del sofá. Los jóvenes con esta enfermedad no sabemos cómo será nuestro futuro. No sabremos cómo será el día de mañana.