Iván Gallardo
A finales de 1994 un joven de New Jersey llamado Kevin Patrick Smith, un friki de los superhéroes, nos muestra su bien más preciado, su ópera prima, una película rodada con el poco dinero que pudo recaudar vendiendo sus colecciones de comics más preciadas e hipotecándose de por vida, con un elenco de actores anónimos como cabe esperar de toda película indie que se precie, compaginando rodaje y trabajo al mismo tiempo, casi igual que el reparto de actores y actrices de su ansiado film. Al final, con mucho esfuerzo, sacrificio y sin su colección de comics, Kevin Smith muestra al mundo orgulloso su pequeña gran obra maestra, Clerks.
La importancia de la historia
Lo que realmente ha de apreciarse de este tipo de películas no es la maestría de la dirección, la excelencia técnica, grandes decorados, un sonido arrollador o unos actores que con su presencia y temperamento intimiden dada su gran calidad ante la cámara, más bien todo lo contrario. En esta clase de cine no habrá extensos planos secuencia dignos de Scorsese, no se cuidará la edición y el montaje más de lo necesario, la única finalidad de las cámaras es ser únicamente el medio por el cual el director nos cuenta su historia. Y es que de eso se trata, esa en la esencia del cine indie, de contar historias, de cualquier manera, pero con gente real o actores novatos y anónimos que se desenvuelve en un mundo conocido, con diálogos más naturales y tramas simples pero directas que no resulten extrañas para el gran público. Y Clerks (1994) cumple todos estos requisitos.
La trama, el argumento
La historia es bien muy simple, un empleado de una tienda, Dante, es requerido por su jefe para trabajar en su día libre. En un principio serían un par de horas, pero finalmente será el día entero. A medida que avanza la película conoceremos a su compañero del videoclub (Randall), variopintos clientes, las exnovias de Dante e incluso dos camellos que venden en la pared de la tienda (Jay y Bob el Silencioso). El argumento es interesante, Smith lo sabe, y crea un microcosmos particular en esa tienda.
Los personajes principales articulan magistralmente la película. Dos seres antagónicos, con formas de vida completamente diferentes pero unidos por el trabajo y la saga creada por George Lucas. Dante, el encargado de la tienda, un tipo pusilánime, timorato, con sugestión a los cambios, con un sentido de la responsabilidad peculiar y machista. Se halla encallado en un trabajo de mierda, cree que no todo el mundo es válido para ese puesto y los afronta con una actitud altiva frente a las clientes.
La Divina Comedia
Su novia, una chica valiente, intenta por todos los medios que salga de su zona de confort, la cual es deprimente, y aspira a que consiga algo mejor. Randal, empleado del videoclub anejo a la tienda donde trabaja Dante es chabacano, zafio, grosero y no le importa un nada su trabajo. El tópico carpe diem representado, no le importa ser despedido. Es el que abre los ojos a Dante cuando este, aludiendo de forma no casual a La Divina Comedia, llega al noveno círculo de su vida personal y profesional. Randal le muestra a Dante el doble rasero que ejerce frente su novia con su ex, que no es imprescindible en la tienda dado que cualquiera lo puede hacer y que no use esa reprimida condescendencia con los clientes.
Al fin de al cabo son solo dos jóvenes, con un trabajo de mierda que puede hacer cualquiera. La diferencia de ambos radica en que Randal es consciente de ello, Dante no. De la dicotomía de ambos empleados emergerá la chispa de la película.
Secundarios fundamentales
Los secundarios serán piezas fundamentales para el crecimiento de los protagonistas, llegando a crear en las sucesivas películas de Smith un universo propio. Smith le otorga a las mujeres el rol de más encomiable, el de mujeres libres, no supeditadas a los designios o caprichos de los hombres. Mujeres empoderadas, seguras de lo que quieren, no dejarse pisar por nadie y darles una lección de feminismo al machismo de los espectadores de en general y de Dante en particular. Son ellas quienes nos descubren al verdadero Dante, un hombre celoso y acomplejado, que critica a su novia por lo que ha hecho antes de estar con él mientras sigue tonteando con su ex, la bella Caitlind. Persona que le recuerda que no se casara con un rico diseñador porque quiere ser una mujer solvente, continuar con sus estudios, no depender de su marido ni de ningún hombre y considera el matrimonio una cárcel para las mujeres, donde el hombre es el portador de la llave de la libertad.
Este tipo de mujeres abordaran parte de la filmografía de Smith. Lo mismo ocurrirá con temas como El señor de los Anillos o Stars Wars, de la que ya he hecho referencia antes. Smith, antes de The Big Bang Theory, ya encumbra a los cielos a los llamados frikis, obvio dado que él es uno de ellos y se vanagloria tanto que lo transporta a una de sus películas, para que los “raritos” como él se sientan identificados.
El cine indie está en deuda con Kevin Smith, bueno, matizo, el cine indie está en deuda con el Kevin Smith de sus primeras películas, creador de ese universo llamado View Askew en el que están Jay y Bob el silencioso, Matt Damon, Ben Afleckk, Jason Lee o Joey Lauren Adams entre otros. Un universo que de manera intencionadamente o no se asemeja al de sus queridos comics de Marvel. Sea como fuere, y para aquellos que se sorpendan con Yoga Horses (2016) han de saber que ese mismo director filmó obras tan notables como Clerks o Chasing Amy (1997).