Las negociaciones de Nissan han fracasado, pero los trabajadores siguen en pie de guerra. Saben que las salidas que ofrece Nissan para esta crisis son insuficientes: prejubilaciones e indemnizaciones insignificantes. Y es que los trabajadores lo tienen claro: no quieren paguitas, quieren trabajar.
Hace ya varios meses que los obreros de las plantas de Nissan de Barcelona están en huelga tras la amenaza del cierre de estas, lo que pondría en peligro a los más de 2.500 trabajadores y unos 20.000 puestos de trabajo de forma indirecta. Además, la producción de estas plantas -aún siendo muy reducida- representa el 1,3% del PIB de Catalunya y un 2,6% de la ocupación industrial. Y es que los diferentes gobiernos sabían perfectamente la importancia de mantener estas plantas, por eso el Estado y la Generalitat se han permitido regalar casi 180 millones de euros a la empresa desde 2009. Pero parece que a Nissan ya ni con las subvenciones le renta seguir manteniendo las plantas de Barcelona, así que ha decidido cerrarlas y dejar en la calle a miles de familias.
CONFLICTO DE CLASE
Cuando se habla de la lucha de los trabajadores de Nissan, en muchas ocasiones se ve como la lucha contra los “malvados directivos” que sólo buscan su propio beneficio. Parece que muchos se olvidan de que ese es precisamente el principio básico del mercado libre y de la maravillosa competencia capitalista.
Por eso es absurdo hablar de “buenos” capitalistas y “malos” capitalistas. Estoy seguro de que los directivos de Nissan pueden ser personas maravillosas, pero cuando hablamos de un conflicto entre los trabajadores y los empresarios estamos hablando de lucha de clases, y por tanto estamos hablando de intereses colectivos, intereses de clase, es decir, intereses objetivos, independientes de cómo sea la personalidad de cada individuo.
ORGANIZACIÓN OBRERA
Así, si los trabajadores de Nissan quieren defender sus intereses, deben organizarse y hacer frente a la ofensiva que han lanzado los directivos de Nissan. Y eso es precisamente lo que han hecho, y nos han dado grandes lecciones. Tras la ofensiva neoliberal desde los años setenta y la caída de la URSS, el movimiento obrero occidental fue prácticamente destruido, y sin embargo los trabajadores de Nissan nos están mostrando que, mediante la organización obrera, se pueden conseguir pequeñas victorias.
Si bien han acabado fracasando las negociaciones, se ha visto el potencial de organización obrera: los directivos de Nissan han estado cediendo constantemente en las negociaciones, hasta que se han dado cuenta de que la determinación de los trabajadores es firme y clara, y no van a parar hasta conseguir la victoria.
CONCIENCIA DE CLASE
Sin embargo no debemos pensar, como muchas veces ocurre, que esta es simplemente la lucha de una plantilla de trabajadores por mantener sus puestos de trabajo. No se trata simplemente de un grupo de personas o de un colectivo oprimido al que debemos prestar apoyo en su lucha. Como hemos dicho antes, no son trabajadores que han tenido la mala suerte de tener que enfrentarse a un pequeño grupo de “malos” capitalistas que llevan su empresa, sino que son trabajadores que se enfrentan a los intereses objetivos del capital, de la clase capitalista mundialmente organizada.
Es decir, debemos entender que la contradicción de intereses que aquí se manifiesta no son simplemente entre grupos de individuos aislados, sino que se trata de una contradicción de intereses objetivos entre dos clases opuestas, y por tanto no se trata de la lucha exclusiva de los trabajadores de Nissan, sino de todos los trabajadores, de toda la clase obrera en su conjunto.
Así pues, todas las luchas que se dan en los diferentes sectores de trabajadores no son luchas aisladas, independientes, entre las respectivas plantillas y sus patrones, sino que responden a un hecho claro: la contradicción de intereses entre los capitalistas y los trabajadores. Es por esto por lo que nosotros no debemos organizarnos como colectivos aislados, sino que debemos organizarnos como clase, como la unión de todos los trabajadores y trabajadoras con un programa político común: el de un modelo de sociedad por y para la clase obrera.