No vengo yo aquí con mi dosis de moralina a decirte a ti lo que debes o no hacer. No, la verdad es que tengo poca elocuencia para convencerte. Sí, la verdad es que sí, ya se ha escrito mucho sobre esto, pero es que a mí Eurovisión me dejó de importar cuando Rodolfo Chikilicuatre no fue el ganador de la gala final de 2008.
Un tal Miki ha sido elegido la voz española que nos represente este año. Twelve points go to Spain. La Pegatina le ha hecho una canción un poco pegadiza de esas que suenan en las radios y tal y cual. La Venda, se titula. Parece como si todos estos maniquís del show business de Warner Music se quisieran marcar un tanto con la sangre que puede correr si Miki queda entre los tres últimos.
La cosa va así: es un certamen musical que se creó allá por 1956 para sembrar la concordia entre los países europeos. Pero hace ya, también mucho, que dentro de las letras de las canciones participantes se esconden mensajes políticos. Bien, este año se celebra en el Estado de Israel, concretamente en Tel Aviv. Y se celebra allí porque el pasado año ganó la voz que presentaba este país. Tras la victoria, al día siguiente y supongo que, usando la cortina de humo de la alegría de la victoria simbólica de Netta (así se llamaba la cantante), 62 personas fueron asesinadas en la Franja de Gaza.
Tel Aviv se encuentra a unos 70 kilómetros de Gaza, esperemos que los fuegos artificiales apunten en otra dirección.
El año 2018 fue uno de los más sangrientos en la zona: las cifras de Naciones Unidas dicen que 189 palestinos fueron asesinados, las del ministerio de Salud del Gobierno de la Franja de Gaza, al menos 270. Pero qué más da ochenta más que ochenta menos.
Israel es un Estado que fue condenado por la Asamblea General de la ONU por “uso excesivo, desproporcionado e indiscriminado de la fuerza por parte de las fuerzas israelíes contra civiles palestinos en los Territorios Ocupados, (…) particularmente en la franja de Gaza, así como el uso de munición contra manifestantes, personal sanitario y periodistas”. Uy, suena a eufemismo para evitar señalar a Israel como un país genocida.
“Uso excesivo, desproporcionado e indiscriminado de la fuerza por parte de las fuerzas israelíes contra civiles palestinos»
Los colectivos y las organizaciones palestinas han pedido el boicot, y es eso lo que marca la diferencia. No es un boicot con voz occidental, lo piden ellos. El boicot es un elemento puramente individualista, invisible, escondido y que se desempeña desde el anonimato. Estoy convencido de que Putin lo verá desde su sillón acariciando a su gato. Pero es el carácter colectivo de denuncia lo que puede significar algo esta noche de Eurovisión. Algo, lo que sea. Aunque sea el hecho de quitarse La Venda.
Algunos grupos y cantantes españoles ya se sumaron al boicot firmando un documento contra el lugar de celebración bajo el cartel “No Euro-sionismo, no en Israel”. Hablamos de Kase.O, Riot Propaganda, ZOO, Mafalda y Fermín Muguruza, entre otros muchos.
Lo que queda claro de todo esto es el compromiso. Pero el cash mueve montañas y establece altos al fuego, es decir, te hace posicionarte. Sí, sí, sí, querido Miki, estoy seguro de que conoces el contexto, la historia y las consecuencias: estás siendo parte de una guerra que no te concierne. Y estás en el bando equivocado.
Mari Carmen, tu hijo está siendo cómplice de un genocidio.