La muerte es una preocupación existencial que nos corroe desde tiempos inmemoriales. La sociedad actual opta por darle la espalda y negarla convirtiéndola así, en tema tabú que ahuyenta su presencia en conversaciones cotidianas. Una condición inevitable de la que muchos rehúsan y otros desean.
“Quiero morir, pero no me dejan”. Este es el deseo de miles de personas que se ven desamparadas por la Ley para conseguir una muerte digna. La eutanasia no es una práctica legal en España y la implicación en una muerte asistida está recogida en el Código Penal. Decidir que no quieres continuar viviendo es sinónimo de que tu situación te lleva al límite, al extremo y que no quieres soportarlo más, ni que tus seres queridos deban soportarlo. Personas postradas en una cama durante años, pérdida absoluta de la memoria, dolores insufribles… Son solo algunos ejemplos de cómo estas personas ya no viven, sino, malviven.
La eutanasia ha quedado paralizada en el Congreso por el voto en contra del PP y la abstención de Ciudadanos, por lo que con las elecciones generales a la vuelta de la esquina el debate queda paralizado. Los conservadores se postulan en contra de otro derecho social como ya lo hicieron antes con el aborto. A estos partidos políticos hay que sumarles el sector religioso que tampoco aboga por una muerte digna. Hace unos días el polémico obispo Munilla declaró que la Eutanasia era un “atajo” y que el “inicio y el final de la vida no nos pertenece”. Si la iglesia quiere modernizarse quizá deberían jubilar a este octogenario reincidente. El 84% de los españoles está a favor de esta práctica según DMD y diversos profesionales sanitarios admiten haber ayudado a morir a sus pacientes.
“Si empezara a olvidarme de amar, quisiera dejar de vivir”, Maribel Tellaetxe
“Si empezara a olvidarme de amar, quisiera dejar de vivir” Maribel Tellaetxe les hizo prometer a su marido, Txema Lorente, y a sus hijos que iban a cumplir su última voluntad. La familia ha entregado 280.000 firmas en el Congreso para pedir que se desbloquee la ley de regulación de la eutanasia y se eviten situaciones como las vividas en sus hogares.
La necesidad de regular una muerte asistida se hace patente cada vez que conocemos las diferentes historias personales. Países como Suiza, Alemania o Bélgica tienen una eutanasia regulada y reciben personas de otros países que acuden para dar fin a sus vidas. Y para los que defienden únicamente los cuidados paliativos les recordaremos que no son excluyentes. Que nuestros enfermos tengan unas últimas semanas, meses o años decentes, pero que también elijan cuando quieren ponerles fin. No es posible que personas mueran en la clandestinidad suicidándose a base de pastillas compradas por Internet. Aboguemos por el derecho a una vida digna, sí, pero también a una muerte digna.
“La muerte es un castigo para algunos, para otros un regalo, y para muchos un favor.” -Séneca