El pasado 7 de diciembre de 2020, el agua, que desde hace tiempo sigue su curso hacia la privatización absoluta, acabó desembocando en el mercado de futuros de California. La empresa culpable de que el cauce de los acontecimientos haya ido a parar a este estuario, en el que se mezclan intereses económicos con ataques a los derechos humanos, es CME Group, compañía estadounidense que lanzó, por primera vez en la historia, un contrato en el mercado de valores vinculado al agua. El mayor peligro de que la molécula más famosa de la historia (H2O) entre en dicho mercado es que los grandes fondos de inversión la incorporen a sus juegos estratégicos y se olviden de que es el bien esencial por excelencia.
¿Cómo funciona el mercado de futuros?
Antes de analizar las diferentes consecuencias y peligros que trae consigo la entrada del agua en el mercado de futuros es necesario entender qué es y cómo funciona, además de especificar que en dicho mercado no se vende el agua en sí misma, sino los derechos de su uso.
Pues bien, este mar de intereses y especulaciones consiste en la negociación del precio de un activo en una fecha futura, es decir, se pacta el precio al que se comprará ese bien. La parte que compra el activo, mediante este intercambio, busca asegurarse un precio protegiéndose así de la posible variación que pueda sufrir su valor.
La parte que vende usa su sentido de la intuición, el cual le dice que dicho activo el día de la compra tendrá un precio menor al pactado. Es decir, que el éxito de ambas partes depende de la fluctuación del precio. Si el valor del activo fluctúa hacia precios más elevados, la parte que saldrá ganando será la que compra, mientras que, si fluctúa hacia precios más bajos, la parte que vende será la que habrá salido más beneficiada.
¿Qué consecuencias tiene que el agua entre en el mercado de futuros?
Pues bien, hay dos posibles respuestas a esta pregunta. La primera, protagonizada por aspectos positivos, es la que proporcionan los defensores de este hecho, como es la propia CME Group. Para entender mejor dicha respuesta deberíamos empezar contestando al por qué el mercado de futuros de California ha sido el primero que ha internado el agua como activo. Esto se debe a la escasez que sufre el territorio estadounidense respecto a este bien.
Dicha escasez, utilizada como justificación, ha sido uno de los principales cimientos sobre los que se ha construido el argumento de que la entrada de este producto en el mercado incentivará su buena gestión, ya que si se consigue utilizar una menor cantidad de la que se tiene, los excedentes pueden volver a ser objetos de comercio con los que conseguir un beneficio económico. Además, argumentan que el colectivo de agricultores puede tener un mayor control sobre sus negocios ya que de esta manera impiden que un cambio repentino en el precio del agua les afecte directamente.
Argumentos negativos
Por otro lado, encontramos la segunda respuesta, que, a diferencia de la anterior, está marcada por un cariz más pesimista, o por qué no decirlo: realista. El primer argumento también tiene como protagonista a la escasez de este bien, ya que según señalan los expertos, este factor hará que los inversores la vean -el agua- como una apuesta segura, por lo que invertirán mucho en ella. Este aumento de inversión tendrá como consecuencia la subida de su precio, afectando directamente al tejido agrario.
El resto de argumentos también giran en torno a la especulación, es decir, en torno a las diferentes operaciones comerciales que se pueden llevar a cabo para obtener lucro. Uno de los mecanismos más eficientes para conseguir dicho beneficio es la acumulación de los derechos de este bien en manos de unas pocas personas, las cuales, una vez suceda esto, podrían venderlos al precio que a ellas les plazca, o bien, si en ese momento les interesa, despilfarrar y malgastar parte de estos derechos para que la escasez del agua sea aún mayor y por lo tanto puedan venderlos a un precio más elevado.
Reacción de la ONU
Las consecuencias y prácticas, descritas bajo la línea argumental de la segunda respuesta, son las que han propiciado que la Organización de las Naciones Unidas haya calificado la cotización del agua en el mercado de valores como una violación de los derechos humanos básicos. Como ya comentó en su día Pedro Arrojo-Agudo, Relator Especial para los derechos humanos al agua potable y al saneamiento de la ONU, este tipo de prácticas utilizan una «lógica comercial que es la antípoda de la lógica del interés general, del derecho humano”, por lo que pueden terminar ocasionando la ruptura de la estabilidad económica y el desabastecimiento del elemento esencial para la vida.
De momento solo se ha introducido en el mercado de California y de Wall Street, pero, como si de una lluvia torrencial se tratase, el agua puede acabar inundando el resto de mercados. Por eso, es nuestra obligación situar los diques en aquellos lugares que constituyen los límites éticos y morales, para que en un futuro no tengamos que achicar agua con el fin de salvar los derechos humanos de la humedad destructiva que deja el libre mercado a su paso.