Un hombre deja gravemente hospitalizada a su expareja tras una agresión machista en Navarra
Oihana López
Me da rabia que la gente no hable de la sangre. Es como si diera vergüenza, asco, miedo. Como si fuera demasiado. Otro tabú. Sin embargo, la sangre existe. La sangre es parte de nosotros. La sangre puede tener tantos significados… Es poder, es amor, es muerte, es vida, es nacimiento, es vejez y es herida. Sin embargo, en este texto la sangre es algo más que eso. En esta ocasión, la sangre implica un acto delictivo y deleznable.
El sábado 21 de febrero, una mujer fue agredida brutalmente por su expareja en Azagra (Navarra). La víctima, A.D de 54 años, se encuentra en el complejo hospitalario de Navarra en una situación grave. Santiago Martínez, de 63 años, fue su agresor.
La mujer trabajaba como enfermera en el centro de salud de Quel (La Rioja) y también realizaba servicios de Urgencias en Arnedo, mientras que su agresor ejerce como maestro de Primaria en el colegio de San Adrián. El alcalde de Quel, Víctor Rada, expresó abiertamente: “¡Sin igualdad no hay amor!” en la lectura de un manifiesto al que asistieron más de 300 personas. Guardaron 5 minutos de silencio.
La sangre de las casi
Lo primero aclarar que no eran pareja. Habían estado juntos por unos años y la mujer había decidido separarse. No estaban casados, no tenían hijos en común y vivían en un piso de dos plantas del pueblo. La mujer dormía en la planta superior mientras hacía su vida fuera. Porque él, como muchos agresores de esta clase, no había aceptado la separación y todavía residían en el mismo piso. Tras pasar el día en casa de su madre y cenar con su hermana, la mujer optó por volver a su piso, a la planta superior, a dormir. Santiago Martínez, durante la noche, subió las escaleras y se enzarzó con la mujer dormida.
La paliza fue tal que el escenario entero se manchó de sangre. Esa sangre de la que hablábamos antes. Su agresor fue a entregarse a la comisarÍa de Estella (Navarra) informando y diciendo que «creía haber matado a su pareja”. Ahora la víctima está ingresada en el hospital con altas posibilidades de que así sea, de que muera. Con un arma todavía no identificada ejerció numerosos golpes en la cabeza de la mujer, provocando así la abertura de la misma.
Ella aún no esta muerta, pero se debe conocer esta situación para los momentos en los que algunos diputados en el Congreso digan que la violencia no tiene segundas acepciones ni variaciones, sino que es solo violencia. Para que se piense en esas mujeres que muertas, o casi muertas, se han visto obligadas a vivir un cambio tan radical en sus vidas a manos de un hombre.
Muchas pedimos el deseo de que este año fuera diferente para nosotras. Diez mujeres asesinadas en 2021. Si esta mujer no se recupera, serán once.