Hace unos días veía a Iñaki Urdangarin caminando por Gasteiz con Cristina de Borbón. Me hirvió la sangre. Lo primero que se me pasó por la cabeza es que debería ser una inocentada, que durante el paseo iban pegando muñecos blancos de papel en la espalda de la gente. Pregunté a mis compañeros y no dábamos crédito alguno.
Mientras Urdangarin y Cristina de Borbón disfrutaban de un esplendido día, los chicos de Altsasu veían las horas pasar desde la cárcel. Llevan más de cuatro años celebrando las navidades con los funcionarios de la prisión alavesa de Zaballa. Quizá ni les dejen, pues tienen miedo de que se fuguen unos chavales encerrados por un montaje policial. Da que pensar.
Las bromitas
Este año ha estado plagado de bromas. 52 fascistas, y alguno más, calientan cincuenta y dos sillones en el Congreso de los Diputados. Un partido de ultraderecha es la tercera fuerza política de su país, de su España. Con discursos que parecen de broma, pero que ocupan cientos de minutos en todas las televisiones y radios. Cuidado con hacerles cualquier inocentada, que te fusilan.
El alcalde de Vigo se pelea con los demás alcaldes de España para ver quién tiene las luces más grandes. Abel Caballero, alcalde de Vigo, saca pecho de hacerse gastado más de un millón y medio de euros en las luces navideñas. Para contrarrestar, según público.es el alcalde de Madrid Martínez Almeida despilfarró más de tres millones de euros en la decoración luminosa. Que son muy bonita no lo voy a negar, pero ¿son necesarias? ¿Cuántas personas sin recursos comerían comida caliente y dormirían bajo techo en “Navidad”?
Por último, aunque podría seguir infinitamente, la violencia machista está más presente que nunca. Este año más de 55 mujeres han sido asesinadas por violencia de género. Varios colectivos, como los partidos de ultraderecha, tratan de invisibilizar esta lacra social. Ocultar el sol. Sin embargo, la política de izquierda progresista explota, prostituye y se lucra del sufrimiento de miles de mujeres con el único fin de ganar votos.
Broma dentro de broma
Y sí, lo que aquí he narrado no es ninguna inocentada, ojalá lo fuese. Es nuestra realidad más próxima, una broma dentro de otra broma. Fascistas en el Congreso. Mujeres asesinadas brutalmente. Gente sin techo en Navidad y los alcaldes gastándose millones de euros en luces navideñas. Palizas a niños y niñas en colegios. La izquierda siendo de derechas. La derecha siendo cada vez más de derechas. La sociedad más polarizada que nunca. Raperos juzgados por rapear. Y una larga lista que paro de narrar por miedo.
Hoy en día, en Occidente, comemos antes de tener hambre y dormimos antes de tener sueño. La gente continúa diciendo que tiene ansiedad porque está triste. La gente continúa subiendo imágenes a redes sociales porque son felices. Haciendo retos virales para rascar visualizaciones. Partidos de fútbol a diario para que no pensemos, y cada vez con más espectadores. Somos más gilipollas que nunca, y eso no va a cambiar.