Vivimos enamorados de lo digital. Son muy pocas las personas que presumen de tener una vida privada cien por cien al margen de esa locura que es la red. Publicamos fotos, compartimos vídeos, retuiteamos mensajes y, cómo no, buscamos pareja. Porque, aunque parezca increíble, Internet también se ha convertido en el escaparate del amor.