“Juro por Dios y sobre los Santos Evangelios cumplir y hacer cumplir las Leyes Fundamentales del Reino y guardar lealtad a los principios que informan el Movimiento Nacional”. Estas fueron las palabras bajo las cuales, Juan Carlos I prometió su cargo como monarca el 22 de noviembre de 1975. Más de 40 años después, tras una vida de corrupción, libertinaje y expolio de las arcas públicas, toman sentido. Al Rey la democracia siempre le dio igual.
Tenemos criterio, pero no sabemos dónde
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República Ya
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La Segunda República: un vuelo libre pero corto
«Ya ves que paradoja: como no he podido rebelarme ni contra la iglesia ni contra el ejército ni contra el matrimonio, que, aparte la banca, son las instituciones más reaccionarias que existen, pues aquí me tienes: rebelde, infiel y libertino por naturaleza… y viviendo como un circunspecto burgués». Y así nos encontramos todos, como el protagonista de Belle Epoque (Fernando Trueba, 1992): esperando a que llegue la República, pero mientras tanto, rebeldes, infieles y libertinos.