Noemí López Trujillo (Bilbao, 1988) no es madre, aunque le gustaría poder serlo. Poder llegar a serlo. Es raro presentar a alguien diciendo aquello que no es, pero cuando la llamé por teléfono hace ya, varios días, para hacerle una entrevista, durante más de veinte minutos hablamos solo de eso: negación, inexistencia e imposibilidad. Hablamos de vientres vacíos, como su libro, (El vientre vacío, Ed. Capitan Swing) y de cuerpos de mujeres obligados a permanecer en espera (aún a sabiendas de que en algún momento, y como ella misma escribe, la espera será irreversible).