Es por eso que, y sin querer quitarle la magia propia de la Navidad, el histórico Santa Claus no es más que una imagen de una marca específica, que cada vez que se utiliza es promocionado. En caso de querer mantener la magia, propongo llamarle de aquí en adelante Santa Cola Claus, aunque yo siempre he sido más de Olentzero.