El turismo se ha convertido en el gancho perfecto para el consumo global “e indiferenciado de productos intrascendentes que se publicitan como liberadores”. Turismo dirigido a aquellos que deseamos evadirnos, precisamente, de la sociedad acelerada en la que prima principalmente la productividad de las personas, esa que tanta ansiedad nos genera y de la que tratamos de escapar constantemente.