43 kilómetros al oeste de Cracovia, en la localidad polaca de Oświęcim, el 20 de mayo de 1940 el ejército nazi abría las puertas de otro faraónico monumento al odio: Auschwitz. Desde ese día, alrededor de un millón trescientas mil personas cruzaron esa metálica puerta que se escondía bajo la frase “Arbeit Macht Frei” (“el trabajo os hará libres”). Memoria, verdad y justicia. Eso es lo único que evitará que repitamos nuestra historia.