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Los cines gritan desesperados y parece que nadie escucha sus plegarias, el silencio de Dios que sufría el caballero de «El séptimo sello» de Bergman parece sustituido por el silencio del ministerio de Cultura. El 96% de las salas de cine en España parecen mirar al abismo de la quiebra para finales de 2020. Tras uno de los mejores años cuantitativamente (hablamos de millones) y cualitativamente (hablamos de calidad), la pandemia mundial de este año parece haber herido, no sabemos si de muerte, a las salas. Las multinacionales, mirando únicamente sus números, han decidido retrasar todos sus grandes estrenos a, por lo menos, el próximo año, 2021. Títulos como “Dune”, “The French Dispatch”, “Wonder Woman 1984”. Un largo etcétera de nombres destinados a llenar los cines. Esto pronostica una bajada en la recaudación de al menos el 68% en las salas españolas, con números igual de alarmantes en otros lugares del mundo.
La cultura nos necesita más que nunca, y no sé vosotros, pero yo no quiero vivir en un mundo sin salas de cine: a ciencia cierta sería un mundo bastante peor. Pese a los alarmantes datos de taquilla, este mes de octubre ha sido uno de los mejores a nivel de estrenos, tanto en cine nacional como en internacional, con especial mención a los estrenos en streaming: Netflix, Amazon Prime Video, Movistar+, Filmin…
CINE NACIONAL
«Akelarre» de Pablo Agüero nos trae de nuevo a la gran pantalla un relato sobre la mitología vasca, algo que al menos en el País Vasco parece funcionar. Ya que hasta dos semanas después de su estreno la sala seguía estando abarrotada (por supuesto respetando las limitaciones del aforo). Una cinta que desde su inicio avanza de forma vertiginosa, donde su rapidez y ligereza se convierte en su mayor virtud y también en su mayor defecto. Una historia de niñas acusadas de brujería por unos hombres temerosos de la situación de libertad de la que gozaban mientras sus padres, hermanos e hijos arrantzales estaban en la mar. Un relato bien contado, pero que no termina de aprovechar el potencial de su elenco, que está maravilloso, ni el misterio que rodea a la historia. La experiencia seguramente hubiera mejorado si se hubiese explorado un cine con tintes de terror más cercano al de Ari Aster («Midsommar«) o Robert Eggers («The lighthouse«). Incluso así, nos da un resultado más que disfrutable y apto para toda la familia.
«No hay nada más peligroso que una mujer que baila” y el baile, aunque no supere al poder de la fe, porque no hay más ciego que aquel que no quiere ver, las hace más libres.
No matarás
«No mataras» de David Victori nos trae una de las películas españolas del año. Un thriller que es pura adrenalina. Una bajada a los infiernos del personaje interpretado por Mario Casas, que ya empieza a dejar de sorprender por su nivel interpretativo, para consagrarse como un gran actor. Victori nos descubre a una fascinante Elisabeth Larena, que si bien nos puede sonar de series como «Vivir sin permiso» aquí explota todo su potencial interpretativo regalándonos una de las actuaciones más hipnóticas del año. Una película que nos recuerda al cine de los hermanos Safdie, especialmente a «Good Time«, tanto en la estética como en esa especie de huida hacia delante de sus personajes.
Una cinta en la que todo funciona como los engranajes de un reloj para mantenerte pegado a la butaca durante sus 92 minutos de duración, para finalizar con un plano del que Casas tendría que estar tanto orgulloso como agradecido. Además de la estética, las interpretaciones y la histori, no podemos dejar de destacar una magnífica dirección que tiene escenas y planos secuencia que no tienen nada que envidiar a los de colosos de la dirección como Gaspar Noé.
CINE INTERNACIONAL
«Rifkin’s Festival» la cinta numero 49 de Woody Allen estrenada en el Zinemaldia de Donostia. Vuelve la cita prácticamente anual con el director neoyorkino. La sensaciones son las de reencontrarte con un viejo amigo que pese a que siempre te cuenta la misma historia sigues saliendo con una sonrisa del cine. «Rifkin’s Festival» le sirve a Allen como excusa para rodar en San Sebastian, una de las ciudades predilectas del director. Si bien la trama es menos compleja y profunda que las de las grandes obras de décadas anteriores, se nota muchísimo el cariño con el que está hecha y el homenaje al cine europeo que pretende hacer. Bergman, Fellini, Truffaut, son algunos de los directores a los que homenajea. Podemos ver a su álter ego (interpretado esta vez por Wallace Shawn) teniendo sueños al más estilo de «Fresas Salvajes» (1957, Ingmar Bergman) mediante los cuales Allen recrea escenas de grandes películas como «Jules et Jim» (1961, François Truffaut) «El séptimo sello» (1957, Ingmar Bergman) o «El ángel exterminador» (1962, Luis Buñuel), entre otras. Todo ello forma un canto de amor por San Sebastian y por el viejo cine del viejo contienente.
Eté 85
«Eté 85» otra de las películas que llego a España de mano del Zinemaldia. Una historia homoromántica de dos jóvenes en un pueblito de la costa gala en el verano de 1985. Llamada a ser la nueva “Call me by your name” (2017, Luca Guadagnino) aunque se queda muy lejos de lograrlo. La cinta de Ozon, desde el inicio, toma un ritmo muy acelerado que le perjudica. La intención de trasladar la idea de un amor fugaz en fondo y forma le juega una mala pasada y hace que la historia se vea poco realista. Cuenta a su favor con una idea original: el duelo tras una relación vertiginosa. De haberse hecho con más pausa y sutileza se hubiera convertido en una de las películas del año. Destacar la naturalidad de Félix Lefebvre interpretando a Alexis (o Alex), siendo su actuación lo más destacable del film. François Ozon firma una película menos adulta de lo que seguramente pretendía.
CINE EN CASA
«The Trial of the Chicago 7» el gran estreno de octubre por parte de Netflix esta llamada a ser una de las grandes nominadas en la temporada de premios. La cinta escrita y dirigida por Aaron Sorkin guionista de películas como «The social network» (2010, David Fincher) nos entrega una de las películas del año. La película nos coloca a finales de los 60 en el juicio tras las protestas que se producen en Chicago coincidiendo con la Convención Demócrata contra la guerra de Vietnam. Por un lado, Sorkin retrata de forma rápida y sencilla a los movimientos de izquierda de la época y sus diferencias, desde el movimiento Hippie encarnado por un estupendo Sacha Baron Cohen, pasando por la izquierda universitaria de chaqueta de pana, hasta llegar al movimiento negro con las Panteras Negras. Todos ellos presentes en un juicio, que desde el principio se plantea como un juicio político donde la sentencia estaba decidida antes de comenzar.
Cine militante
129 minutos que se te pasan en un suspiro y te dejan con ganas de más, una montaña rusa de emociones: rabia, orgullo, tristeza, alegría. En una de las películas más políticas y militantes del año. Porque Sorkin nos da una relato que saca los colores a Estados Unidos, en una muestra más de que la industria cinematográfica estadounidense no tiene reparos a sacarle los trapos sucios a su país. En España más allá de Eloy de la Iglesia en su momento y Sorogoyen en la actualidad (y no de forma tan explicita) no hemos sido capaces de hacer un cine militante. ¿Veremos algún día una película sobre el juicio a los jóvenes de Altsasu? ¿Y del Procés?
Y hablando de cine político y militante, «Borat Subsequent Moviefilm» trae de vuelta al histriónico personaje creado por Sacha Baron Cohen. Regresa a EEUU tras su éxito en 2006. Si Borat en su primera visita a la Norteamérica profunda saco los colores de los más conservadores de la época, en esta secuela prácticamente no ha tenido que esforzarse mucho, los conservadores más rancios ahora están orgullosos de serlo, consecuencias de la era Trump.
Antiabortistas, negacionistas del Covid-19, racistas son algunas de las gentes con las que se vuelve a topar Borat en la EEUU contemporánea. Una película mucho más valiente que la anterior ya que apunta más alto, logra colarse en una convención Republicana disfrazado de Donal Trump o incluso consigue una entrevista con el ex alcalde de la ciudad de Nueva York, Rudy Giuliani (y actual abogado del presidente Trump) y lo coloca en una situación que mejor verla para creerla. Una película cargada de humor y no precisamente del políticamente correcto. A su vez es cine militantemente anti-Trump. La película se ha estrenado en Amazon Prime con motivo de las elecciones estadounidenses. Demostrando una vez más que el humor es contexto e intencionalidad.