El 15 de diciembre de 1985 aparece el cuerpo de Mikel Zabalza en el río Bidasoa. Asesinado, sí, asesinado, a pesar de que ninguna versión oficial lo recoja así.
El 26 de noviembre de 1985 la Guardia Civil detiene en Donostia a Mikel Zabalza junto a su primo Manuel Bizkai. También son arrestadas su compañera sentimental Idoia Aierbe y Ion Arretxe. En Orbaizeta son detenidos los hermanos de Mikel Zabalza, Patxi y Aitor, que serán puestos en libertad 10 horas después. A todos ellos se les aplica la Ley Antiterrorista, por lo que son incomunicados.
Al día siguiente se informa de que Mikel Zabalza ha desaparecido. La versión oficial dice que se ha escapado lanzándose al río Bidasoa cuando este se disponía a indicar a varios guardias civiles la localización de un zulo. Inmediatamente comenzarán las labores de búsqueda, pero las esperanzas de encontrar a Mikel con vida se van desvaneciendo con el paso de los días. Las informaciones apuntalan la hipótesis de que Zabalza ha muerto a consecuencia de las torturas sufridas en el cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo.
«Si su hijo se ha perdido, búsquelo en objetos perdidos», fue la respuesta de un guardia civil de Intxaurrondo a la madre de Mikel Zabalza.
El cuartel de Intxaurrondo. La mayor pesadilla para un joven vasco en los años 80, donde un demonio con tricornio, Enrique Rodríguez Galindo, práctico innumerables torturas y vejaciones bajo el amparo de la Ley Antiterrorista. En el caso Zabalza, 12 de los Guardia Civiles implicados fueron condecorados.
Comienzan a producirse las primeras movilizaciones y denuncias públicas por parte de agentes políticos y sociales, incluso el gobernador civil de Gipuzkoa, Julen Elorriaga, muestra su preocupación por el caso Zabalza y tilda de «rocambolesca» la versión policial. Los testimonios de quienes han sido detenidos junto a Mikel Zabalza avalan la versión de que Zabalza habría muerto tras la aplicación de la bolsa o la bañera. Sin embargo, y pese a las numerosas contradicciones, la versión oficial se mantiene y el ministro de Interior Jose Barrionuevo se ve obligado a declarar que Mikel Zabalza acabará por aparecer.
“La capucha en la cabeza de una persona humana durante un tiempo largo, no sirve solo para no reconocer al que lo interroga, sino sirve para crear incomunicación sensorial, que es gravísimo”. Juan María Bandrés, cuando era diputado por Euskadiko Ezkerra.
20 días después de su desaparición, el 15 de diciembre, y en una zona que tan solo unas jornadas antes había sido rastreada intensamente por los buceadores de la Cruz Roja, aparece flotando el cuerpo de Mikel Zabalza ante una patrulla de la Guardia Civil. Más de 20.000 personas se manifestaron el 22 de diciembre de 1985 en Pamplona para denunciar su muerte. Se produjeron incidentes con las fuerzas policiales, al grito de “policía asesina”.
La dificultad para determinar las causas y circunstancias de la muerte de Mikel Zabalza, sumado a la desidia judicial y los obstáculos que quienes buscan la verdad se encuentran por parte de las autoridades españolas, hace que casi 35 años después, no se haya juzgado a nadie como responsable de la muerte del vecino de Orbaitzeta ni que se conozca a ciencia cierta qué ocurrió.
Hoy en 2019, Galindo es uno de esos muchos torturadores y asesinos que pasean a sus anchas alejados del territorio vasco. El general de brigada apenas cumplió 4 años de cárcel por pertenencia a los GAL y participar en el terrorismo de Estado. Como él, Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño disfruta de una jubilación sosegada. Las condecoraciones policiales que han recibido durante años, hacen que sus pensiones se incrementen. Han pegado, repartido palizas, torturado, vejado y asesinado. Pero después de 40 años de democracia ni los jueces ni el Gobierno han sido capaces de impartir justicia.
Mikel apareció en el Bidasoa. Lasa y Zabala en Alicante. Joxe Arregi en Madrid. Ellos fueron asesinados, tras ser torturados, o asesinados por tortura. Víctimas del terrorismo de Estado. Como ellos, decenas de vascos fueron torturados en Intxaurrondo, Tolosa, Madrid… Crímenes de lesa humanidad que nunca serán juzgados con justicia.
Democracia frágil y barata postfranquista, olvidándose de las víctimas que no interesan, aquellas que sufrieron la bolsa, la bañera, descargas eléctricas y otras prácticas inhumanas y decadentes. A los responsables, condenas irrisorias e indultos. Lo siento, esto no va de ser abertzale independentista o simpatizante de ETA, esto va de ser demócrata y defensor de los derechos humanos. España, remanso de paz para asesinos y torturadores.
Fuente: mikelzabalza.eus