El pasado 28 de septiembre se dio el primerísimo gran paso en el Congreso español para aprobar una Ley integral sobre la salud mental. Ha sido propuesta por Podemos y seguirá en trámite tras el apoyo del PSOE
Oihana López
La Ley de Salud Mental podría ser una realidad en los próximos días. La propuesta fue presentada en el Congreso de los Diputados cómo un primer paso para mejorar la salud mental de los ciudadanos. La proposición se centra en plantear tiempos máximos de consulta, aumentar el número de trabajadores y en la formación de psicólogos y estudiantes de Psicología. Asimismo, la ley busca eliminar estigmas y discriminaciones, garantizar el derecho a la protección de la salud mental y, por último, regular el acceso de atención.
Del mismo modo, se pretende acabar con el déficit histórico de especialistas en salud mental, con el objetivo de que en España un mínimo de 18 psiquiatras, 18 psicólogos clínicos y 23 enfermeros especialistas por cada 100.000 habitantes. Actualmente la proporción de psicólogos clínicos es de 6 por cada 100.000 habitantes actuales.
El recuento de votos fue increíblemente mágico, porque no contó con ningún voto en contra, un tópico mayoritariamente impensable en el Congreso español. La Ley de Salud Mental contó con 96 votos a favor y 35 abstenciones, la gran mayoría eran integrantes de partidos de la ultraderecha. En un año en el que la pandemia ha elevado la preocupación por las carencias en la atención a la salud mental, el Gobierno ultima su Estrategia Nacional de Salud Mental, que, a priori, estará lista a finales de año.
Unidas Podemos vuelve a intentar construir una Ley de Salud Mental después de que, en 2019, en la anterior legislatura, fracasara en el parlamento por falta de votos. Los pacientes siguen esperando en las kilométricas colas de la salud pública para coger cita en el psicólogo/psiquiatra, esperando meses hasta ser atendidos. Un primer gran paso para no esperar ocho meses para la próxima cita.
Macron, al frente
Hace unos días el presidente francés Emmanuel Macron anunció que el país subvencionará las sesiones de terapia de millones de ciudadanos que no puedan permitírselas. El programa cubrirá los 40€ iniciales de la primera consulta y los 30€ restantes de cada una de las siete sesiones posteriores. Además de ayudar a los pacientes, el programa también busca ayudar a los psiquiatras y psicólogos que tienen “problemas” para llegar a fin de mes.
A pesar de todo, se quedarían fuera de esta propuesta las consultas privadas que eleven sus precios de las tarifas ofertadas, que en su gran mayoría así se cumple. El objetivo final es democratizar el acceso a terapia, para todos aquellos ciudadanos que hasta hoy en día no podían pagar las sesiones.
En el país galo los datos son preocupantes. En una reciente encuesta publicada por el Gobierno francés el 10% de las personas encuestadas han desarrollado pensamientos suicidas durante los últimos 12 meses, el doble que otros años (antes de la pandemia). Asimismo, las tasas de depresión y ansiedad se han disparado. Lo mismos datos se pueden extrapolar al resto de países europeos.
Definir la salud mental
Según la OMS la salud mental se define de la siguiente manera: “Un estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”
La salud mental tuvo su propia definición, diferenciándose de la salud “física” en 2011. Es entonces cuando comienza a dársele protagonismo a este término y se comienza a normalizar a los pacientes que padecen enfermedades/trastornos mentales. En 2021, diez años más tarde, al fin hablamos de una ley que busca regular o dar más importancia a esta clase de salud, que, si lo pensamos con profundidad, no discierne de la salud física.
Un primer paso. Vamos.