El planchado de senos en Camerún sigue siendo una tradición que sufren cientos de niñas día a día. ¿Por qué se siguen ocultando los senos de las niñas negras?
El amor de madre es universal, suerte que te acompañará por siempre. Cómo me dijo una vez una buena amiga mía: “Los padres siempre serán tus fantasmas, para bien o para mal”. Y yo he tenido suerte. Mi madre siempre ha cuidado de mí y de mi hermana pequeña. Siempre nos ha atendido, mimado y protegido. Nos ha respondido a aquellas preguntas incómodas acerca del amor, del cuerpo, del sexo y nos ha ayudado a desarrollarnos cómo mujeres. Ahora recuerdo a mi madre. Y el dolor y el sufrimiento de mi madre al ver una de mis heridas, una de mis caídas, uno de mis fracasos… Y me imagino, el terrible dolor que sufren las madres de Camerún, al tener que planchar los senos de sus pequeñas niñas.
Ninguna madre está preparada para ver cómo su hija se convierte en mujer. Y todas si pudieran, retrasarían ese momento lo máximo posible. Sin embargo, en Camerún, es una costumbre y una necesidad de peso. El Planchado de Senos es una costumbre africana que consiste en pasar todos los días por encima de los pechos incipientes de las niñas, herramientas calientes, cómo pueden ser palos o piedras lisas, para romper el tejido mamario y evitar el desarrollo de los mismos.
Cualquiera podría pensar que se trata de una tortura hacia las niñas, o de una costumbre antigua que los del primer mundo no entendemos etc. Contra todo pronóstico, estamos hablando de una forma que tienen las madres de Camerún de proteger a sus hijas. Al romper con el crecimiento de los pechos, lo que buscan es que “No sean miradas por los hombres”. Es decir, que puedan salir por la calle sin ser acosadas sexualmente, violadas o agredidas. Que no sean atractivas a los ojos de los hombres adultos.
Por lo tanto, desde esta parte del mundo vemos atraso y dolor. Tortura y machismo. Lo es. Por supuesto que lo es. Pero en un lugar, donde el machismo está considerado parte de la familia y el hecho de que puedan violarte por la calle es pan de cada día, este sufrimiento es tan solo parte del amor de madre. Una forma de protegerte del mundo.
Heba Khamis
La fotógrafa Heba Khamis realizó un fotorreportaje sobre el planchado de senos en Camerún y consiguió recoger diferentes testimonios de niñas y madres. Tal y cómo describe Khamis en una de sus fotografías: “Kamini tontines, 12 años. esconde sus pechos después de que su madre se los planchara. Matrimonio precoz, madre soltera adolescente y violación son palabras comunes en Camerún. Como forma de protección cuando los senos de la niña comienzan a desarrollarse, la madre o la abuela calientan una piedra y masajean los senos para que derritan las grasas y las hagan desaparecer, para que los hombres no se dejen seducir por ellas.”
La fotógrafa descubrió que tras el dolor y el sufrimiento se escondía el amor de una madre, una abuela, una mujer, que buscaba proteger a la niña. Cadenas de amor, de generaciones que se protegen de una injusticia, que no podemos erradicar todavía en este siglo. “El planchado provoca cicatrices que afectan la lactancia y pueden provocar cáncer. Desde fuera parece una práctica violenta, mutilación física y psicológica de jóvenes que recién empiezan a crecer, tienen sueños y esperanzas. Sin embargo, cuando miras más a fondo, puedes notar que las madres lo hacen por una buena razón: para proteger a sus hijas. Es una forma de mostrar amor y cariño” dice Khamis: Demostrar amor y cariño.
¿Ley o costumbre?
“En el año 2015, el Gobierno de Camerún desalentó la práctica al incluir una disposición en el nuevo Código Penal; en concreto el Artículo 277 establece que quien, de cualquier manera, interfiera con un órgano para inhibir su crecimiento normal, será castigado con prisión de seis meses a cinco años, multas de 100,000 a un millón de francos CFA (entre 170 y 1.700 dólares)”, cuenta la periodista Lola Hierro en el periódico El País.
Sin embargo, tenemos constancia de que esta costumbre sigue dándose en Camerún y en otros países de África. Se trata de una tradición que no se eliminará tan fácilmente, ya que, hasta que el mundo no cambie, hasta que las niñas no puedan ir tranquilas por la calle, sin tener que cubrirse ni tapar parte de sus cuerpos (en vez de los ojos de los hombres) las madres no dormirán tranquilas. Y el amor de una madre… Es más fuerte que el capricho de un hombre.