El 28 de septiembre el The New York Times destapó una trama de evasión de impuestos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Según el diario neoyorquino, el mediático presidente americano no pagó impuestos federales en 11 de los últimos 18 años, esquivando así las arcas públicas. El rotativo denunció en sus líneas que en el año 2017 Trump declaró tan solo 750 dólares, una cantidad irrisoria de dinero (en España, por ejemplo, un contribuyente medio paga en impuestos unos 12.000 euros al año).
A poco más de 30 días (3 de noviembre) de las elecciones presidenciales, esta información pone en jaque al mandatario republicano, a quien se le acumulan otras tantas polémicas que agitan el país. Trump, acostumbrado al foco mediático y a defenderse públicamente de manera feroz, deberá justificarse para tratar de ser reelegido. La evasión de impuestos presenta un nuevo escenario político y Joe Biden, candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Demócrata, utilizará dicha arma arrojadiza en la carrera por la presidencia.
A por todas
A Joe Biden le sobran los argumentos para atacar a Trump. El primero será, como en todos los países en los que haya elecciones, la gestión de la pandemia. Es el tema estrella de los debates y conferencias, ya que todos los habitantes, sin excepción, han visto sus vidas condicionadas por el virus. Además, Joe Biden tendrá la baza del asesinato de George Floyd y las consiguientes manifestaciones, las famosas fake news y las redes sociales o los escándalos alrededor de la Casa Blanca.
Trump deberá convencer a los votantes que él debería ser el líder del país en un escenario económico, social y político que se prevé agitado. La pérdida de confianza en muchos estados en los que fue ganador en el año 2016 aviva los rumores sobre una posible derrota electoral, y, por ende, se prevé que desde el primer debate Trump mantenga una postura agresiva, tratar de ser el foco de atención mediático constante y atacar sin escrúpulos a Joe Biden.
En el primer debate presidencial, el actual mandatario demostró lo que lo que todos los expertos vaticinaban: un show de Trump marcado por ataques profesionales y personales, argumentos vacíos y comentarios bochornosos. De hecho, Trump aseguró que las elecciones iban a ser un “fraude electoral” y mandó callar a Biden “Déjame que te haga callar, Joe” (a lo que Biden respondió: “¿Te puedes callar, hombre?”). Además, el presidente republicano no dejó hablar a Chris Wallace, periodista de Fox News y moderador del debate.
«Vergüenza nacional»
Tras el vergonzante y bochornoso espectáculo -multiplicando por varios cientos los shows de Albert Rivera, para que se hagan un idea- los organizadores de los sucesivos debates presidenciales han decido cambiar el formato. La Comisión de Debates Presidenciales (¿Será otro chiringuito?) anunció que se introducirán cambios con el objetivo de que los futuros cruces entre ambos sean más ordenados. Y es que Biden calificó la actitud de Trump como “vergüenza nacional” en referencia a las continuas interrupciones del actual mandatario, que recibió, además, interrupciones y llamadas al orden del moderador, Chris Wallace.
Son, sin duda alguna, las elecciones estadounidenses más atípicas de los últimos tiempos. Donald Trump es consciente de que está contra las cuerdas y que su mandato puede tener los días contados. Los estadounidenses, mediante el tan solicitado voto en los últimos meses (después de la muerte de George Floyd o las agitaciones en las principales ciudades del país), deberán elegir si quieren que Trump sea el líder durante los próximos cuatro años o que Joe Biden le tome el relevo en la Casa Blanca.
Por lo pronto, en los dos cara a cara restantes, los próximos 15 y 22 de octubre, el moderador Chris Wallace deberá hacer frente a un perro hambriento de votos y justificación, como tratar de domar a rottweiler con rabia a un mes de las elecciones. Será complicado, pero Donald Trump caerá.