‘Malcom y Marie’ y los viajes del ego

Malcom y Marie

El último estreno es mucho más que un film de una pareja discutiendo durante hora y media con una buena fotografía y planos precisos

ALBERTO AHUMADA (@AAHUMADAA)

Malcom y Marie es la última película de Sam Davinson, rodada con sus dos acompañantes fieles y culpables del fenómeno Euphoria: la actriz protagonista, Zendaya y Marcell Rév, su director de fotografía. 

El film se desarrolla en una noche donde los protagonistas Malcom (John David Washington) y Marie (Zendaya) tienen una acalorada discusión tras volver del estreno de la primera película de Malcom. Estos dos dejan fluir sus sentimientos tan puros como crueles.

El estilo de Levinson

Levinson viene cambiando algo su estilo, trabajando más y más los diálogos, se puede ver una evolución desde su anterior película, Assassination Nation, pero donde más se nota es de la primera temporada de Euphoria. Concretamente en los dos capítulos especiales estrenados recientemente. Levinson ha rodado prácticamente tres films-diálogo, dos mediometrajes y un largometraje, y es que sin descuidar la estética y su estilo de dirección, ha heredado la capacidad de escribir diálogos de los grandes éxitos de su padre como Rain Man o Good Morning, Vietnam.

La (mala) crítica

La película no ha sido bien acogida por la crítica, dándole un 5,3 en Metacritics y un 5,9 en Rotten Tomatoes, la mayoría coincide en dos argumentos: “Toca varios temas, pero no profundiza ninguno” y “Glorifica las relaciones tóxicas de pareja”

Sin embargo, la grandeza de la película recae justamente en que Levinson toca varios temas y profundiza casi todos. Creo, sinceramente, que el problema es identificar los temas implícitos de la película. Algo que hace muy bien e inteligentemente Levinson es usar sentimientos comunes como alegorías de su temática central. El film no habla sobre celos, sobre el éxito, sobre la crítica cinematográfica, sobre estar o no racializado y prácticamente no-habla sobre una pareja.

Si que es cierto que la crítica a las dinámicas representadas en la pareja son lícitas, se dicen cosas que jamás se deberían decir y sobre todo. la agresividad mostrada por parte de Malcom es de una relación que, a primera vista, parece totalmente tóxica. 

Retratar a la pareja

Aunque Levinson corre el peligro de glorificar o romantizar este tipo de relaciones hay que ver las intenciones del realizador detrás de esto. Levinson escribe de manera fantasiosa ya que en la vida real no se discute así, da la sensación que hace a los personajes decir todo aquello que a menudo nos callamos o argumentos se nos ocurre días después. Una escalada en la discusión para poder dar tu discurso final y soltar todo aquello que llevas dentro. 

Como decía, aunque se muestra una relación tóxica, no es la temática de la película. La película habla del ego, de la confianza, de la autoestima y de la autocrítica representada en una pareja. La pareja, los celos o el éxito como director son alegorías. Incluso el tan comentado metacine y las críticas a la crítica cinematográfica forman parte de la misma alegoría.

La trama de Levinson

Levinson cuenta cómo un realizador, en cierto momento, se cree el mejor de la historia. Todo lo que ha hecho tiene un motivo. Pero también pone en voz de Marie cómo Malcom no ha sufrido lo que cuenta este en primera persona: no sabe lo que es pasar la vergüenza de haber sido adicto, ha tenido una buena vida y ciertos privilegios al venir de una buena familia. Al igual que Levinson, no está racializado y estoy seguro que ser hijo de Barry Levinson, da ciertos privilegios. 

El creador de Euphoria contrapone durante todo el film la sobreconfianza, el ego en su máximo esplendor, la autoestima convertida en narcisismo, mostrándolo en Malcom. En el otro lado tenemos a Marie, la autocrítica, el ego roto y dolido y con la confianza justa para creer en lo que dice. 

Por esto son dos individuos en una relación, hablando de sus manera de ver la vida desde estos dos puntos, puntos a los que toda persona se ha enfrentado. Son dos caras de una misma moneda donde todos y todas nos hemos sentido mejores en algo y a la vez, en otros momentos, los peores. Nos hemos visto capaces de hacer lo imposible y muy probablemente hayamos sufrido el síndrome del impostor al mismo tiempo.

La alegoría

Estoy seguro de que Levinson, como realizador, ha vivido las dos caras de la moneda en cada proyecto y ha buscado el difícil equilibrio entre la autocrítica para optimizar su resultado, pero no para destruirse (como ocurre con Marie); así como la confianza en sí mismo para creer en sus capacidades sin pensar que es superior (como Malcom).

La grandeza de la película, y de Levinson, reside en que presenta en dos personajes, en una relación, una alegoría de las dudas internas individuales. Malcom y Marie son la misma persona, somos cada uno de nosotros y nosotras al vivir las dualidades del ego y la autoestima. El ser capaces de destruirnos y situarnos debajo del mundo o elevarnos y ver el planeta desde arriba. Los difíciles viajes del ego que toda persona vive y todo creador sufre. A veces, para calmarlo, es tan sencillo como reconocernos en lo bueno y en lo malo, y darnos las gracias, las gracias a nosotros mismos por seguir ahí.