Vivimos con Pablo Casado y Albert Rivera las 24 horas previas a las Elecciones

Rivera y Casado

SÁBADO, un día antes de las elecciones. Son las 8.30am y Pablo se despierta a causa de algo que le incomoda en la cama, es la tesis de Sánchez que se le clava en los glúteos. Ayer Albert se quedó dormido mientras buscaba imperfecciones e indicios de plagios.

Casado: Albert, despierta. Últimamente metes un montón de trastos en casa, pareces un gitano, ya te veo cambiándote a Podemos.

Rivera: [Con voz somnolienta] Déjame Pablo, que para un día que tenemos fiesta quiero descansar, los debates me han dejado molido. [Mete la cabeza bajo la almohada]

Pablo se levanta a preparar el desayuno en la jornada de reflexión. Un zumito y pan con jamón serrano, como buen español, lo que a Albert le gusta, piensa. Se calza las zapatillas y sale de casa para dar un paseo, a Mariano siempre le funcionaba, aunque sus andares le desconcertaban. Pablo está inquieto desde que se ha enterado de la infidelidad de Albert con Garrido. Y eso que tenía cara de no romper un plato, se le habrá pegado la maldad de Cifuentes, farfulla.

Son las 11am y Albert se levanta de la cama. Me río yo de la España que madruga. Le gustan estos ratos de tranquilidad sin Pablo, le hacen mirar un poco más hacia el centro y recordar cuando era solo naranjito. Albert se dispone a preparar la comida, para una buena convivencia nada mejor que el reparto de tareas. Un poquito de embutido, una buena paella y un buen cordero, ya sabe que para Pablo todo lo que corre, salta y vuela a la cazuela. Todo rociado de un polvo que es la clave del éxito, un poquito de sal.

13.30pm y Pablo vuelve de su paseo matutino para comer.

Rivera: Pablo estoy preocupado, si no dan los números vamos a tener que convivir con Santiago. Ese señor me da mala espina, creo que no le deberíamos decir que dormimos juntos.

Casado: No me preocupa, donde caben dos caben tres. Además, yo voy a ser el dominador de este trío y tú mi mano derecha, bueno el otro también será la derecha, pero la derecha del fondo.

Rivera: Por fin un vasco al que no llamaremos ni etarra ni batasuno y no nos pedirá dinero. Fíjate que yo me reí mucho en el Parlamento con lo del tractor, pero es que les permites el Cupo y te acaban montando un golpe de Estado.

Casado: Por lo menos es un Español de verdad.

Acabada la comida, Inés Arrimadas y Cayetana Álvarez de Toledo se ponen a fregar los platos. Han venido a ver como están sus líderes en estas horas de tanta tensión y a Cayetana le ha parecido una buena manera de ayudar, los barones no han dicho que no, por lo que ella no necesita un sí y procede. A Inés no es lo que más ilusión le provoca, pero como feminista liberal tampoco le desagrada. Cayetana hace un ligero comentario a Inés, esta sonríe y asiente, no ha entendido nada de ese balbuceo con acento argentino. Verás que risa en el Parlament cuando se arranque en catalán, piensa. Albert y Pablo se tiran en el sofá para hacer la digestión.       

18.00pm suena un teléfono móvil. Pin y pon medio escurridos en el sofá adormecidos se sorprenden, es el Iphone de Pablo. En la televisión “Ocho Apellidos Catalanes” pasa desapercibido.

Casado: [Con una ilusión latente] ¿Eres el de Amazón? ¿Ya ha llegado el confeti a Génova?

Aznar: Soy Josemari, imbécil. Espero que hayas ido al gimnasio. Levanta hierro para levantar el país.

Casado: Disculpe señor. Estoy tomando las proteínas que me aconsejó. Ya estoy pensando en montar un gimnasio en Moncloa.

Aznar: [Con voz tajante] Mañana cuando ganes deja claro que a nosotros nadie nos llama derechita cobarde. Y como no ganes… ¡A la puta calle!

Casado: [Con voz entrecortada] Así lo haré amo, no le defraudaré.

Aznar: Mañana hablamos, tengo hora para arreglarme el bigote.                   

22.00 y los líderes de la derecha se van a la cama. Es muy pronto pero están deseando que llegue el Domingo. Siempre hay pelea por el lado derecho de la cama pero se lo suele llevar Pablo, dice que con su vestimenta ochentera no cabe duda que al centro no se mueve.

Casado: Oye Albert, he escuchado que tienes un alquiler, ¿tú también te has comprado un chalet?

Rivera: [Le ha entrado la risa tonta] Ah eso. No, nada de casas. Me he alquilado una ucraniana, que a Malú se le ha antojado tener un crío. Es un chollo, ¿te paso el contacto?

Casado: No, déjalo. En mi casa nada de eso, que el obispo de Alcalá me excomulga. ¿No estás nervioso?

Rivera: Pablo, ¿escuchas eso? Es el silencio… que habrá si te callas. Duérmete que eres más pesado que Toni Cantó.                                 

Todo lo relatado es ficción, aunque no sabemos hasta dónde.