Nueva exigencia de Vox en su escalada al poder. La polémica de la última semana es el “pin parental”, que ha dividido una vez más a la sociedad, y ha movilizado al nuevo Gobierno. Lo cierto es, que el pin parental ya está en marcha desde septiembre en los colegios de Murcia.
Esta medida consiste en una solicitud dirigida a los directores de los centros educativos por parte de los padres, para que los hijos puedan o no participar en materias, charlas, talleres o actividades que afecten a cuestiones morales socialmente controvertidas o sobre la sexualidad. Esto ha generado debate social, ¿tu hijo debe de ser educado por ti o por el Estado?
Desde el punto de vista legal, quizás no debiese crear tanta polémica, ya que a priori, que los padres puedan controlar ciertas enseñanzas hacia sus hijos puede ser una forma de protegerlos. El problema es que aquellos que quieren “proteger” a sus hijos les quieren privar de enseñanzas necesarias para la correcta formación de una persona, en el ámbito afectivo-sexual o de igualdad y tolerancia.
El presidente ya ha anunciado que combatirán al Pin Parental y esto ha llevado a Vox y al PP a decir que los hijos no son de la “revolución”. Estamos pudiendo leer y escuchar que a los niños se les adoctrina, que se les dicen que comer carne es malo, que la heterosexualidad es algo demoníaco y que las charlas de sexualidad son poco más que una orgía salvaje.
Pretenden que la sociedad no evolucione. Que aquellos que defienden las ideas más retrógradas y repulsivas las puedan traspasar a sus hijos e hijas sin que la educación suponga un problema para ello. Poder inculcar machismo, racismo, xenofobia y demás en casa, y que cuando el colegio de tu hijo organice una charla contra todo ello, poder evitar que acuda. Y no solo eso, si eres antivacunas o no crees en el cambio climático el pin parental te ayudara a imponer todas esas bufonadas sobre tus hijos.
Educación parental
Los hijos no son de nadie. Ni de los padres ni del Estado. En tu casa nadie podrá evitar que eduques a tu hijo en la intolerancia, pero en los colegios e institutos, sobre todo públicos, ningún padre tiene derecho a interferir en las enseñanzas establecidas. Si quieres que tus hijos crezcan en la intolerancia y la desinformación afectivo-sexual, mételo al Opus o a un colegio de curas. La educación pública no se toca, ni por retrógrados ni por fascistas.
En un país donde la educación afectivo-sexual de la juventud destaca por su deficiencia, donde los casos de discriminación étnico-raciales y lgtbifobos se disparan en las grandes ciudades y se es capaz de no vacunar a los niños poniendo en peligro la salud de hijos propios y ajenos; los innombrables tienen la desfachatez de poner en duda la educación que formará a las generaciones futuras.
Quieren niños que sean triunfadores y niñas que sean mamás, quieren niños blancos que no jueguen con niños negros, arabes o latinos, quieren niños heterosexuales que peguen a niños homosexuales o transexuales, quieren a niños que aprendan a usar a la mujer para satisfacerse a sí mismos. Han comenzado con los talleres y charlas, lo próximo será el pin parental para que a tu hijo le enseñen la Historia que ellos quieren, que Adán y Eva son el comienzo de la humanidad y Darwin era un borracho que escribió la teoría de la evolución.