La sociedad sobre el individuo: responsabilidad y culpa del grupo

Sociedad y grupo

la creación de responsabilidad y culpa para hacer frente al coronavirus como grupo, la sociedad covid-19

Un artículo de Jorge Pascual, @jorge_pascu


La aparición y expansión del Covid-19 ha provocado una situación excepcional en nuestras vidas, muchos de los sistemas que componen la estructura social están en crisis, desde la economía hasta la política; de hecho, podría decirse que la propia sociedad ha entrado en crisis.

Pero la sociedad, al igual que los sistemas internos, tiene sus propios mecanismos de subsistencia; el interaccionismo simbólico y la creación de status y roles, el contrato social, la elaboración de normas o la industria cultural son algunos de ellos, la sociedad los emplea para que los individuos no deshagan la estructura social y que ésta pueda seguir existiendo.

Aunque, en esta crisis en concreto, la sociedad nos ha desvelado un nuevo mecanismo de subsistencia, uno que nos atañe individualmente a todas las personas, ya que pone en el punto de mira a la actuación de cada uno, y más aún, intenta controlar lo que el individuo pueda hacerle a la sociedad.

¿Usas mascarilla?

Como por todos es sabido, para frenar la pandemia y el número de contagios de Covid-19, es recomendable el uso de mascarillas en espacios públicos y, aunque hay mascarillas de todo tipo, uno de los más asequibles y más utilizados es la mascarilla de quirófano. Esta mascarilla en concreto, está diseñada para que, al llevarla del derecho, aquel que se la ponga no propague sus agentes patógenos propios o adquiridos; es decir, que de sí mismo como individuo, no salga ningún elemento negativo para la sociedad.

Aun llevando la mascarilla, es posible que una persona contraiga la enfermedad pero que no la propague; desde un punto de vista más amplio, la sociedad parece no intentar protegerse mediante la protección de los individuos, sino mediante el aislamiento de aquellos que son potencialmente peligrosos para la estructura. El recomendado uso de mascarilla no es un elemento de defensa activa, como podría ser una vacuna, sino de contención; la sociedad pretende aislar el virus y no enfrentarse con él.

Como vemos, la sociedad permite, recomendando el uso de mascarillas, que el individuo se contagie, pero no que contagie a otros miembros de la sociedad, dando a entender que lo más importante en todo este proceso es salvaguardar a la sociedad a toda costa, aceptando incluso que podría aislar física y completamente a un individuo.

aislamiento

A pesar de que la información sobre las mascarillas quirúrgicas no es un secreto, el hecho de que la sociedad no la propague mediante sus mecanismos políticos y de gobernanza (en el sentido más amplio de la palabra) infunde en la población la idea de que el problema reside en el individuo y que éste debe asumir las consecuencias de su eventual aislamiento si contrajese el virus, pues en la escala de preferencias sociales, preservar a la propia estructura social se sitúa por encima de preservar la integridad del individuo.

Porque recordemos, el mecanismo de protección de la sociedad es el aislamiento del individuo peligroso, esto provoca que el individuo tenga miedo de contagiarse, no solo por su propia salud, sino porque de hacerlo, también se vería aislado de la sociedad. Por todo ello, el individuo asume que lo mejor que puede hacer como parte de la estructura social es no contagiar al resto de personas y acepta su posible contagio como cierto, y con él, toda la responsabilidad sobre su situación y la culpa anticipada de efectuar un mal al grupo, llegando a asilarse de forma preventiva, ante el “lavado de manos” de la sociedad.

Miedo al rechazo

Es, de hecho, el sentimiento de culpabilidad y responsabilidad lo que hace que el miedo al aislamiento social sea asumido como una realidad, y que, en definitiva, el individuo se sitúe por debajo de la sociedad en cuanto a importancia en el ideario colectivo de valores y preferencias. El miedo al aislamiento y la culpa son el mecanismo que provoca que el individuo esté al servicio de la sociedad para la subsistencia de la misma.

Este tipo de control individual es uno de los mecanismos más sutiles que emplea la sociedad, pero si fuese más evidente no sería. Como desvela la Escuela de Frankfurt, los elementos estructurales más eficaces no son para nada evidentes, ¿quién sabe qué tipo de control individual estaremos llevando a cabo como sociedad sin percatarnos? Y, ¿qué culpa tendremos de ello?