El mito de la libre elección

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Llegamos al mundo en cueros y desde el momento en el que asomamos la cabeza al exterior ya se nos comienza a marcar sexualmente, si es que no se hace ya cuando tras una exitosa ecografía se descubre el sexo de los retoños y se comienzan a pintar las cuatro paredes que acompañarán a los hijos en los primeros y decisivos años de sus vidas; de rosa en caso de que sea niña o azul en caso de que sea niño.

Tal vez esto haya empezado a cambiar al inclinarse los padres por los neutrales colores tierra. Lo cierto es que a las niñas se les siguen taladrando las orejas con menos de un año y, por lo tanto, sin consentimiento, así como se les introduce en el mundo de la moda a base de “vestiditos” impuestos. Indudablemente, este discurso del “cuidado personal y de la apariencia” mina en las niñas y futuras mujeres, y en las relaciones que éstas entablan consigo mismas y con la sociedad.

¿Somos libres las mujeres cuando tras esta educación decidimos ya “con cierta madurez” decimos, pintarnos los labios de rojo o mostrar un poco o un mucho de nuestro fabuloso escote?

Mito de la «libre elección»

Para el feminismo liberal de Ciudadanos todo vale bajo el mito de la “libre elección”, desde vestirnos como nos venga en gana (bueno, siempre que implique ir bien arreglada bajo sus estándares), hasta los controvertidos temas de la gestación subrogada y la prostitución; siempre y cuando sea una “elección propia” de la mujer -de existir algo así en estas complejas situaciones- la decisión será aceptable. ¡Sorpresa! El aborto no entra en este paradigma. Digamos que, este feminismo liberal apropiado y re-significado públicamente por la derecha española a partir de la presentación del Manifiesto del feminismo liberal de Ciudadanos un fin de semana antes del 8M de 2019 se apoya en el lema “no hay igualdad sin libertad”, cuando tal vez sería más acertado invertir el orden: “no hay libertad sin igualdad”.

La performance de Cristina Pedroche desnuda en Sol días antes de dar las Campanadas con la intención de crear expectación sobre lo que vestiría en la retransmisión de Noche Vieja merece una reflexión acerca de esta cuestión en estos convulsos días en los que la investidura acapara toda la agenda informativa. Más allá de los intereses mediáticos y económicos existentes y no tanto por el hecho en sí mismo (la necesidad performativa en este país es mucha), el mensaje que la periodista trasladó a sus seguidores en su perfil de Instagram colisiona frontalmente con los preceptos feministas, que no con el apropiado feminismo liberal: “No es cuestión de atreverme. Es cuestión de ser libre y de elegir lo que me da la gana”.

ANA DE MIGUEL, A PRUEBA

La teoría de la “libre elección” encarna a la perfección la ideología neoliberal y en palabras de la filósofa y teórica feminista Ana de Miguel éste “es el medio más eficaz para la continuidad de los roles sexuales, para la invariación de lo femenino y de lo masculino, para la persistencia de la división social masculino/femenino”, esta defensa de la libertad de elección “se ha convertido en un elemento muy importante de la desvirtuación del discurso feminista. Se apela a la libre elección como si esta fuera el fundamento del feminismo, y se resta valor al análisis de una estructura social genérica y patriarcal que actúa determinando de forma coactiva las elecciones de las personas”.

La “libertad de elección” además, no deja ser una selección entre las opciones disponibles. Cristina Pedroche ha elegido los últimos años vestir el día de las Campanadas con ropa provocativa porque principalmente el sistema se la ha ofrecido. Con el surgimiento del capitalismo el cuerpo “comenzó a ser visto como espacio para el consumo y para la venta” y aunque sea un hecho que el cuerpo actúe como puente en todas las actividades de la praxis humana no hemos de olvidar que si la vestimenta tiene una función material de protección, también existen funciones culturales determinantes.

SEXUALIZACIÓN

En definitiva, el conflicto no está en la vestimenta, ni en que Pedroche aparezca desnuda en Sol o vista semidesnuda el día de Noche Vieja, sino en la sexualización de la misma y las intenciones con las que estas ropas se diseñan y se venden consciente o inconscientemente.

Porque somos mucho más que carne,

porque somos mucho más que cuerpo.