Día Internacional del Periodista

Día Internacional del Periodista

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El 9 de noviembre de 2018, la agencia Xinhua marcó un giro copernicano en la historia del periodismo. Dos avatares de aspecto humano pasarían a formar parte del “equipo de locutores” de la agencia de noticias más importante de China. Zhang Zhao y Qiu Han, a propósito del empleo de programas de reconocimiento facial, sintetizadores de voz y reconstrucciones en 3D, parecieron poner en jaque el futuro del periodista tradicional.

El mundo entero tenía un diagnóstico claro y a la vez demoledor: “en el futuro los periodistas serán reemplazados por robots”; pero ¿alguna vez se han preguntado cómo sería el mundo sin periodistas?

Entre lápidas y rejas

Veinte periodistas asesinados y doscientos cuarenta y cuatro encarcelados son las cifras que Reporteros Sin Fronteras ha contabilizado en lo que llevamos de año. México e Irak encabezan la lista con cuatro profesionales de la información asesinados, seguidos de Pakistán (3), Somalia y Siria (2) y Afganistán, India, Nigeria, Paraguay y Yemen (1).

No es casualidad el hecho de que, buena parte de ellos sean estados fallidos o países en conflicto donde la libertad de prensa no es lo que más se estila. Por ello, la práctica más usual es la de tratar de borrar la verdad, matando a los que quieren contarla [los periodistas].

Ciertamente y, como decía Rosa María Calaf,de nada sirve un periodista muerto”. Ahora bien, asumir el riesgo de ejercer tu profesión, a sabiendas de que puedes perder tu vida en el proceso, indica uno de los factores más importantes dentro del gremio: vocación y pasión por el oficio. Algo que, inexorablemente, debería derivar en el rigor profesional a la hora de tratar la información.

Tiempo de crisis

En los últimos años, hemos escuchado hasta la saciedad que “el periodismo está en crisis”. Nuestra credibilidad como profesionales de la información está en crisis. El origen de este “divorcio” entre los medios de comunicación y las audiencias reside en coberturas como la que Estados Unidos hizo durante la Guerra de Vietnam (1955-1975). Todo parecía apuntar hacia la victoria del gendarme del mundo hasta que empezaron a llegar los soldados mutilados y las cajas de pino con sus restos.

Esta falta de confianza, que se mantiene hasta hoy, unido a una, no menos errada concepción, de que “en internet todo es gratis” hace que los lectores no estén dispuestos a pagar por lo que leen. Por tanto, ¿quién va a pagar a los periodistas?

La respuesta es sencilla: “el buen periodismo lo van a pagar los lectores, como pasó en los buenos años del papel” (Ignacio Escolar) No obstante, hemos de tener en cuenta que, se está produciendo un cambio en el modelo de negocio y en el tipo de información. En adelante, tendremos que tratar de “convencer al lector”, desde el rigor y la ética profesional, de que, si pagan por leer “buenas piezas periodísticas”, la calidad de las mismas comenzará a mejorar a nivel global. Ahora bien, para lograr que la gente esté dispuesta a pagar por leernos, hemos de lograr dos cosas: que nos quieran y que nos necesiten hasta el punto de que paguen por leer contenidos que sean de libre acceso, como ocurre con Eldiario.es o Revista 5W.

Un servicio público

Durante los últimos años, los medios tradicionales no solo han dado la espalda a los lectores, sino que los han utilizado como moneda de cambio para conseguir publicidad. Parecía que el periodismo debía ser pagado por las empresas publicitarias y, por ende, la preocupación de las periodísticas (las empresas) giraba en torno al cuidado de sus vínculos con las empresas y no con las personas.

Es por esto que, si deseamos recuperar a los lectores y que el oficio del periodista sea visto como un trabajo y no como un voluntariado a tiempo completo por el cual no hace falta pagar, deberemos tener presente en todo momento que brindamos un servicio público y, como tal, nos debemos a nuestro público: los lectores, la sociedad.

Periodismo ahora más que nunca

A fecha de hoy, el periodista sigue jugando con una baza a su favor: los ciudadanos continúan contrastando la información con los medios de comunicación. Por ello, en el marco de un mundo abre las puertas de su Congreso a quienes pronuncian decimonónicos discursos xenófobos, racistas, homófobos y machistas; donde los propios presidentes del gobierno difunden noticias falsas y donde las ideas políticas más extremistas vuelven a formar parte de nuestra realidad más cercana, el periodismo es más importante que nunca.

Y es que, respondiendo a la pregunta de ¿cómo sería la vida sin periodistas?, podríamos asegurar que, sería una vida en la que ignorancia y vulnerabilidad camparían, más aún si cabe, a sus anchas. La corrupción saliendo impune sería la norma común y la destrucción de la democracia nuestro destino final.

Por ello, mientras el mundo exista, al menos tal y como hoy lo conocemos, este seguirá necesitando a gente con pasión, vocación, rigor y ética profesional de cara al ejercicio de lo que un día Gabriel García Márquez definió como “el mejor oficio del mundo”.