Cataluña: Ni el toque de queda puede con el pueblo

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Gorka Peñagarikano (@PenagarikanoG)

Una semana muy agitada en Barcelona. El mes de octubre ha tenido un poco de todo, pero esta última semana, especialmente, ha hablado por sí sola. Sin duda alguna, el toque de queda del Estado español ha tenido sus consecuencias –en Cataluña hay que estar a las 22h en casa–, y seguro que las va a seguir teniendo, pero eso no parece haber influido en la capacidad organizativa que existe en la Ciudad Condal y en todo el Principado. La represión y las injusticias se van a seguir denunciando en la calle cueste lo que cueste. La gente esta harta. Tal y como se dice, y no solo en el movimiento independentista, els carres seran sempre nostres.

Como decía, la última semana de octubre ha tenido un poco de todo. La reflejaremos con tres fotos, con tres apartados, ordenados cronológicamente y no por importancia, puesto que cada uno ya es importante de por sí.

Todo tancat, pero en la calle

Manifestación del miércoles en Barcelona. Gorka Peñagarikano.

Fue cuestión de minutos. Poco después de que el Gobierno español decretara el vigente estado de alarma, sin saber aún que medidas más tomaría el Govern, los y las trabajadoras de la hostelería se concentraron en la Plaza Sant Jaume, donde se encuentra el Palau de la Generalitat y el Ajuntament de Barcelona. No eran muchas en aquel instante, pero sí que hicieron ruido. Estaban hartas. Llevaban ya una semana sin poder subir la persiana por orden del Govern, y era de suponer que vendrían males mayores. Realmente, y esa es la excusa del Gobierno, los restaurantes siguen trabajando, no están del todo cerrados, pero como deben de dar su último servicio antes de las 21h y además a domicilio, es difícil mantener la clientela.

Lo que piden son ayudas económicas para seguir adelante, porque como dicen, es el Gobierno el que les está ahogando. En más de una ocasión le han escuchado al actual presidente en funciones, Pere Aragonès (ERC), cuantos millones de euros se destinarán a unos y a otros, pero la verdad es que nunca llegan a verlos. Y lo que les llega no está siendo suficiente; las movilizaciones lo reflejan.

El cartel tancat (cerrado) se ve en todas partes, y algunos ya han cerrado sus comercios de por vida. Pero ahora, desde el miércoles, son más los se han visto obligados a cerrar: si la cultura ya se encontraba debilitada, todos los teatros, cines y auditorios han tenido que cerrar inmediatamente y por completo, durante 15 días por lo menos. También los centros de estética y los estudios de tatuaje. La hostelería fue la primera en caer, pero todos los negocios que el Govern no ha catalogado como tan importantes están sin ver la luz, y los ha dejado de lado. Son muchos y están juntos: se han organizado y no piensan quedarse de brazos cruzados.

El barrio resiste a las entidades bancarias

Los vecinos paran el desahucio de la Casa Buenos Aires. Casa Buenos Aires @labuenosaires_

Los ciudadanos deben regresar a casa antes de las 22h en toda Cataluña. Al menos los que tenemos la suerte de tener una casa. Y los que no tienen donde dormir, ¿qué van a hacer?

Desde el 17 de septiembre, solo en Barcelona, más de 800 familias han sido expulsadas de sus casas. El jueves, al anochecer, una familia con tres niños pequeños fue desahuciada en medio de un gran dispositivo policial, como un desalojo express, pero sin orden judicial. El propietario, una entidad financiera: BBVA. No es de extrañar, puesto que son estas entidades las que gobiernan, mayoritariamente, el mercado de la vivienda. Otro de los grandes nombres es CaixaBank, que especula con los alquileres sobre todo en Barcelona. Según se ha sabido esta semana, la empresa financiera recibirá 1.350 millones de euros de los bolsillos de los españoles, poco después de juntarse con Bankia (esta también lo recibirá).

Quedarse sin casa es una realidad para muchos, pero generalmente, es una problemática muy poco socializada. Menos en la Ciudad Condal. Casi en cada barrio hay un sindicato organizado que alerta sobre los desahucios por las redes sociales para que acuda gente, para demostrar que el barrio no admite desahucios, que los y las vecinas no se quedarán sin casa y, para ello, si hay que resistir, se resistirá. Ya se demostró el miércoles, entre otras, que la Casa Buenos Aires, un centro social en Vallvidrera, a las afueras de Barcelona, se defiende con uñas y carne. Consiguieron parar el desahucio una semana antes con la ayuda de unos 200 vecinos, pero el pasado miércoles la BRIMO (Área de Brigada Móvil) cargó con todo contra los que se oponían. Pero la batalla no se da por perdida: el centro de la ciudad se llenó de gente el sábado para apoyar el centro social.

La represión, en su línea

Barricadas frente a las fuerzas policiales. Gorka Peñagarikano.

El mes de octubre nunca pasa de largo en Cataluña, no por lo menos estos últimos tres años. Parecía que debido a la pandemia, ya que los políticos que esperaban una sentencia ya entraron a la cárcel o han sido absueltos, el octubre de 2020 se iría como llegaba. Pero no. La represión del Estado español continua –si alguien lo duda, no; nunca finalizó–. Ahora, la operación Vóljov: 20 personas del entorno de aquél Gobierno que declaró la independencia fueron arrestados por la Guardia Civil –nueve de ellos pasaron dos días en prisión, se negaron a declarar y la Fiscalía los dejo en la calle–.

El movimiento independentista reaccionó ante esta represalia. Los políticos afines hicieron una declaración institucional, que no fue muy de agrado por la mayoría de la población, y, a la tarde-noche, en muchos municipios de Cataluña, organizaron diversas concentraciones y manifestaciones. En Barcelona se concentraron en la caserna de la Guardia Civil, donde estaban los encarcelados pasando la noche. Un gran cordón policial de los mossos respaldó el edificio, pero a gritos, los manifestantes les mostraron su solidaridad a los arrestados.