Ansiedad contractual: Día de los Trabajadores explotados

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“Otro 1 de mayo que cobro 400 euros por 50 horas semanales, y sin contar las horas extras no remuneradas”, se lamenta un joven mientras repone las estanterías. Ojalá fuera una hipérbole digna de la mejor poetisa, pero, desgraciadamente, no lo es. A Sofía le han despedido por quedarse embarazada. Marcos no tiene derecho a paro con dos niños a su cargo. María ha perdido toda la esperanza, tenía un pasado en una cadena de supermercados pero la empresa cerró; ahora agota largas horas de pie haciendo cola en la Oficina de Empleo. No avanza. Los lunes se hacen eternos.

El pasado 16 de abril un joven ruso de 21 años, que trabajaba para Yandex Eda (empresa de distribución rápida -véase Glovo-), murió de un ataque al corazón después de estar más de diez horas de jornada pedaleando su bicicleta. Un compañero de trabajo de Orazaliev aseguró que para ganar 1.000 o 1.500 rublos (14 y 20 euros respectivamente) tienen que trabajar entre 12 y 14 horas sin interrupción. “Unos 40 o 60 kilómetros por día”, finaliza el joven.

El sector periodístico es uno de los líderes, desgraciadamente, de las nefastas condiciones laborales y precarización. El 65% de los periodistas autónomos -o freelance– de la Comunitat Valenciana tiene unos ingresos menores a 1.000 euros y, de ese 65%, el 38% tiene unos ingresos mensuales menores a 500 euros. En el año 2011 en el portal Infoempleo se publicaba el siguiente anuncio: “La retribución será de 0,75 euros por artículo, debiendo contener un mínimo de 800 caracteres y estarán sujetos a unos términos de calidad basados en la ortografía, semántica y expresión”. Además, pedían conocimientos de SEO y experiencia como generadores de contenido. Un artículo periodístico por la mitad de la valía de un café.

La inquietud que provoca el desempleo y la precarización laboral suele traducirse, entre otros, en procesos depresivos y ataques de ansiedad. Nos bloquea, nos ciega, nos desmotiva y, en pocas palabras, nos despedaza. El ser humano siempre ha combatido contra la incertidumbre, contra el «yo del mañana». Ahora, esa incertidumbre se resume en cuando nos darán cita en el psicólogo. No es casualidad que el 42% de los españoles sufran, según la Sociedad para el Estudio de Ansiedad y el Estrés, un estado de ansiedad en el trabajo. Tu jefe siempre te pedirá más cantidad de trabajo, con más rapidez y de mayor calidad. Y, el día que no des la talla, te pedirá rapidez para desalojar tu oficina. Ni ahí puedes descansar.

Según una Encuesta de Población Activa (EPA), en 2018, 2.89 millones de españoles trabajaban a «tiempo parcial» , récord -sí, se cataloga como récord- histórico del país. De esa totalidad, según la EPA, el 54,2% de activos (1,57 millones de personas) aseguran que trabajan a “tiempo parcial” por no haber podido encontrar trabajo de jornada completa.

La precarización de los empleos, los contratos basura, la temporalidad o los abusos físicos y psicológicos han derivado a que muchos jóvenes comiencen a trabajar por 200 euros al mes, lo justo para poder pagarte los clavos de tu ataúd. No poder quedarte embarazada, trabajar 14 horas al día para dar de comer a tus hijos o estar pedaleando hasta que revientes debería estar, para quien permita estas conductas, penado por Ley. Espera, ¿acaso no lo está? Pedro, haz que pase.