Alex Txikon: «La verdadera cumbre es cuando estás abajo»

Entrevista con Alex Txikon, Alpinista

El Manaslu ha sido su último destino. 20 años después de comenzar su carrera alpinista se le ve pleno de energía y de horizontes. Trata de ser empático allá por donde va, y sus proyectos cooperativos en el Himalaya así lo avalan. Su cercanía y naturalidad dejan huella, sus expediciones invernales admiración

JUAN HERNÁNDEZ HERRERO

¿Qué es lo primero que se le pasa por la cabeza cuando oye la palabra “montaña”?

Es un medio en el que me siento a gusto. Prefiero la naturaleza a las ciudades o a montarme en un coche.

Con la última cima invernal al K2 por parte de una expedición nepalí, se ha consumado uno de los capítulos más asombrosos de la historia del himalayismo. ¿Qué desafíos quedan por superar en el alpinismo?

Desafíos muchos. Sí que es verdad que se van haciendo retos, se va evolucionando, pero hay miles de montañas por escalar. La gente joven de vuestra edad está avanzando y creo que están haciendo ascensiones para las que cada vez están física y técnicamente mejor preparados. Quizás falte un poquito ese componente de aventura que antiguamente existía.

En la montaña, en muchas ocasiones, surge el dilema de seguir ascendiendo o de dar marcha atrás. ¿Cómo se gestiona una situación así? ¿Se anteponen las ansias de lograr la cima a tu propia seguridad?

En muchos casos sí, y acaba en tragedia. Por eso hay que tener los pies en la tierra, y es mejor darte la vuelta. Una retirada es una victoria. Nosotros en el Manaslu hemos hecho lo que hemos podido, nos ha faltado la guinda, lo que es la cumbre. Te falta ese ego personal, esa parte de satisfacción que te puede dar la cumbre. Pero bueno, tarde o temprano ya volveremos al monte.

El autor del libro Mal de altura, Jon Krakauer, critica a Anatoli Boukreev por no haber usado oxígeno adicional durante la trágica expedición al Everest de 1996, en la que el ruso participaba como guía. ¿Cree usted que las botellas de oxígeno deberían ser obligatorias para los guías en expediciones de esta magnitud?

He leído el libro de John Krakauer. Ahora bien, yo soy un defensor acérrimo de Anatoli. Desafortunadamente, yo no pude llegar a conocerle. Hoy en día los guías de montaña ya van con oxígeno, si no es difícil de resolver esa papeleta. Pero no sé hasta qué punto eso es criticable o no. Pero por encima del alpinismo hay otros valores, está la ética.

¿Qué le parece el negocio que se ha montado entorno al Everest, donde cada vez más empresas preparan las rutas para que miles de clientes puedan ascender?

En Nepal hay 28 millones de habitantes. De estos 28 millones una parte importantísima de los mismos está fuera del país porque han tenido que emigrar y porque se han tenido que buscar la vida. Tienen esos recursos naturales y los explotan. Es una manera de que la gente haga negocio y, sobre todo, se da de comer a familias.

En una entrevista para el ABC, Reinhold Messner afirmó que estamos en la época del alpinismo de la carrera, es decir, se busca la velocidad y el récord por encima de todo. ¿Comparte este punto de vista?

Sí, la aventura pasa a un segundo plano y vale más el correr. Hoy en día en montañas de 8000 metros la gente sube por rutas normales, y encima van diciendo que suben sin sherpas ni oxígeno artificial. Pero subes porque hay 200 sherpas y 100 personas que te han abierto toda la ruta. Reinhold Messner se refiere a que ahora la gente va viendo todo en el reloj y queda en segundo lugar otros alicientes como son la exploración y la dificultad. Yo creo que la dificultad está por encima de la velocidad.

¿Qué características debe tener un buen compañero de cordada?

Que sea buena persona, comparta, sepa sonreír, tenga empatía cuando vamos a terceros países, y en los momentos de estrés máximo sepa mantener la calma. Que no sea un calco a ti. Yo creo que en la diversidad está la riqueza. Lo que hace que el alpinismo sea un deporte diferente está en las diferentes mentalidades y edades que conviven, y eso es lo bonito de él.

Desgraciadamente cinco alpinistas han perdido la vida en el K2, entre los que se encontraban Sergi Mingote y Ali Sadpara (con él que ha compartido varias ascensiones). ¿Cómo es capaz de gestionar todo esto estando inmerso en su propia expedición en el Manaslu?

Somos psicológicamente muy duros. Ante la adversidad nos crecemos. Para mí Ali ha sido como un hermano en el K2. Ha sido muy duro concentrarte en lo tuyo, y lo que pensabas cuando ibas para arriba era en no matarte.

¿En el alpinismo prima más la cabeza a tus aptitudes físicas o a tu capacidad de sufrimiento?

El buen montañero no es quien hace más grado, es quien más se divierte. Entre comillas es también quien llega a una larga edad, no quien queda por el camino. Un porcentaje muy alto de los accidentes se producen por errores humanos.

¿Qué sientes en la cima de una de las montañas más emblemáticas del mundo? Miedo, satisfacción, soledad, ganas de bajar cuánto antes…

Así tal cual es lo que sientes. Porque estás allá arriba y la verdadera cumbre es cuando estás abajo. Eso es lo que de verdad te llena, y eso es lo que de verdad te satisface. Cuando bajas a bajo es cuando lo disfrutas. Sientes lo mismo desde un campo base que desde la cumbre, lo único que llegar allá arriba te ha costado mucho más.

De todas las situaciones dramáticas que habrá vivido, ¿cuál es la que más retumba en su cabeza?

La más dramática es cuando pierdes a un compañero y tienes que hablar con sus familiares. Eso es lo más complicado y lo que más me duele.

¿El mejor momento de una expedición es cuando regresas sano y salvo a casa?

Sí… Es un momento de transición en el que sientes muchas cosas dentro de ti, se te revuelve el estómago. Es un momento de mucha felicidad, de muchísima felicidad.

Cuando vuelve a España tras meses en las montañas, ¿qué es lo que más echa en falta del Himalaya? ¿Y lo que menos?

Ni las vistas ni el monte, yo lo que echo de menos es la gente, los amigos a los que no sabes cuando los volverás a ver. Y lo que menos echas en falta es la contaminación que hay en Katmandú, las injusticias que ves y la dureza de la vida para ciertas personas.

Tras el regreso del Manaslu, ¿qué desafíos tienes en el horizonte?

Me gustaría volver a Nepal. Estamos rodando una película e iremos a Sierra Leona, volveremos a Pakistán. Hoy en día trato de emplear mi tiempo haciendo cosas para los demás. El ayudar a los demás es lo que más satisfecho me deja, trato de tener empatía. Pero bueno, ahora estoy recién llegado y tampoco me planteo grandes metas.